Prisión perpetua por asesinar y enterrar a su bebé de cuatro meses en una fosa a orillas del arroyo Barrero
El Tribunal Penal Uno de Oberá declaró coautores penalmente responsables del delito de «homicidio calificado por haber sido cometido contra su descendiente» a Karina Beatriz Dos Santos y quien era su pareja y padre de la criatura, Héctor Oscar Dos Santos.
Karina Beatriz Dos Santos (33) y quien era su pareja, Héctor Oscar Dos Santos (36), fueron condenados esta tarde a la pena de prisión perpetua tras haber sido declarados coautores penalmente responsables del delito de «homicidio calificado por haber sido cometido contra su descendiente». La víctima fue su propio hijo, un bebé de apenas cuatro meses llamado Oscar, asesinado y enterrado en una fosa de poca profundidad a orillas del arroyo Barrero en la zona de Picada Lamadrid, entre las localidades de San Martín de Tours y General Alvear, a principios de enero del año pasado.
El veredicto de los jueces del Tribunal Penal Uno de Oberá, Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Jorge Villalba (subrogante), fue consecuente casi en su totalidad con el requerimiento de la fiscal Estela Salguero, quien al final de su alegato pidió incorporar también el agravante de la alevosía y en función de eso solicitó la máxima pena prevista en el Código Penal, lo que no ocurrió más allá de la coincidencia en el monto de la condena.
«No fue una buena madre, las lesiones en la cabeza del bebé no fueron por una caída que supuestamente mata a una criatura pero ella (por la acusada) no tenía ni un rasguño más que un golpe en el ojo porque le había pegado su pareja», expuso Salguero aclarando que a su criterio en el accionar de ambos «no hubo imprudencia, sabían muy bien lo que querían, sabían cómo actuaban, lo llevaron adelante y luego enterraron al bebé».
En representación de la madre, el defensor oficial Matías Olivera había solicitado el cambio de calificación a homicidio culposo en concurso real con el delito de ocultamiento de pruebas, pidiendo para ella una pena de seis años de cárcel. Eso teniendo en cuenta que minutos antes ella declaró negando que su hijo murió asesinado y afirmando ante los jueces que «fue un accidente».
«El bebé estaba indefenso siempre y el ocultamiento de un cadáver no es alevosía, por ende no cuadra la alevosía en este caso», analizó Olivera en relación al agravante solicitado por la fiscal y ponderó que su defendida «no tenía demasiadas opciones luego de la muerte de la criatura, la decisión rápida tomada en un contexto de violencia fue enterrarla. En ese punto podemos señalar que fue imprudente y negligente pero el resultado de muerte no fue buscado», y añadió: «Por no tomar medidas prudentes se produjo el deceso al caer con su bebé en brazos y eso es un homicidio culposo».
En cuanto a la defensa del padre, los abogados particulares Humberto Gales y Cristian Baran plasmaron el pedido de absolución e inmediata libertad tras considerar que «no existe evidencia de su participación como autor de ninguno de los dos delitos», aunque la mujer lo señaló como quien enterró el cuerpito del niño.
«Vivían en una situación de violencia entre ambos pero nunca ejercieron violencia sobre el niño. Nunca hubo intención de matar, sí una mala decisión porque no llevaron a la criatura al hospital», dijo Gales lamentando que «existe una necesidad social de castigar a estas personas, pero mi defendido es el clásico perejil que la está ligando de arriba porque en ese momento estaba alterado en sus condiciones, no podía comprender ciertas cosas, no mató pero tampoco enterró al bebé».
En sintonía con el defensor oficial el abogado también entendió que «hubo imprudencia» de parte del padre al momento de querer ocultar el cuerpo, aunque aclaró que «en el expediente no hay prueba vinculante que establezca que Héctor Dos Santos haya sido el autor material. El dolo no está demostrado, hay falta de certeza en este caso y concluimos que no lo hizo y nos basamos en el perfil de buen padre que tiene, que hasta llegó a robar para darle de comer a su familia».
Cabe mencionar que en su declaración Héctor Dos Santos dijo que aquel día de enero del año pasado la mujer «me drogó con gotas de clona que tomaba, en un jugo» y como consecuencia de eso «me perdí de la mente, quedé mareado hasta que en un momento vi que ella le apretaba fuerte contra la teta y le decía ‘callate gurí de mierda’. Me quedé con esa imagen en la cabeza».
«Nunca supe cómo murió mi hijo, recién me estoy enterando que ella supuestamente se cayó arriba de él y que fue un accidente», añadió y continuó su relato: «Recuerdo que me mostró que al bebé le salía leche de la nariz, estaba amarillo, pensé que fue porque le apretó en la teta, le agarré la cabeza y le hice respiración con la boca pero no reaccionó y ante eso me quedé perdido, sin saber qué hacer, le dije para llevarlo al hospital pero ella me dijo que no y lo enterró, sola lo enterró».
En el tramo final de la audiencia los acusados estuvieron acompañados por sus familiares y escucharon cabizbajos el fallo condenatorio.
No hicieron comentarios y tampoco se resistieron al momento de ser trasladados hasta los móviles del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) que lo llevaron hasta la Unidad Penal 8 de Cerro Azul y Penal 5 de Mujeres en Miguel Lanús, donde cumplirán la condena.
La familia del hombre se mostró apenada y algunos integrantes dijeron no entender «por qué una condena tan fuerte» cuando «la misma madre del bebé dijo que él no tuvo nada que ver, que fue un accidente siendo ella la responsable».
Vulnerabilidad y abandono
Durante el debate, a partir de los elementos de prueba y testimonios escuchados, quedó en evidencia el marcado estado de vulnerabilidad de los acusados, que estuvieron juntos como pareja durante al menos cinco años. No tenían casa, tampoco trabajo, no tenían qué comer y sobrevivían mayormente pidiendo o robando en las propiedades por donde deambulaban.
Existió violencia de ambos lados y denuncias cruzadas con prohibición de acercamiento pero igualmente se buscaban. Según ella «porque el bebé necesitaba cosas que yo no tenía cómo conseguir entonces no me importaba nada».
Karina confesó que tuvo un hijo con una anterior pareja, que ahora tendría 8 años pero con el que perdió todo tipo de contacto tras entregarlo a una pareja de Brasil. En esa línea dijo que perdió un segundo embarazo al caerse de un caballo estando en San Pedro, por lo que Oscarcito era su tercer hijo.
Una de las últimas personas que vio con vida a la criatura, Carlos Javier Rojas (39), dueño de una chacra en las afueras de Oberá, lagrimeó ante los jueces al recordar que días antes del crimen halló a la pareja robando sandías en su propiedad.
«Los encontré en el rozado, agarré un palo porque estaba harto de que nos roben todos los días y al encararlos la señora levantó al bebé y me dijo ‘estamos comiendo sandía, tenemos hambre’. No le pegué ni nada. Me reiteró que tenían hambre, veo que el bebé estaba sucio, en estado deplorable, muy mal. Me dio lastima. Estaba tirado en el pasto, mojado, todo el cuerpito picado por bichos, era impresionante. Me impresionó el estado de ese bebé, quedé helado», y admitió que siempre los veía deambular «de un lado a otro durante mucho tiempo y se que robaban a los vecinos también, lo que denunciamos, pero la policía nunca acudía cuando llamábamos».
fuente: ElTerritorio