Preocupante uso de psicofármacos sin diagnóstico

 Preocupante uso de psicofármacos sin diagnóstico

La pandemia impactó en la salud mental y al menos uno de cada cinco sufre depresión o ansiedad. La respuesta fue normalizar la ingesta sin prescripción ni tratamiento.

Gran parte de los jóvenes insertos en el marcado laboral son trabajadores informales que sufrieron aún más precarización durante la pandemia, al menos uno de cada cinco adolescentes y jóvenes argentinos sufre depresión o ansiedad y esto se evidencia en otra problemática: el inusitado aumento del consumo de psicofármacos. Estas son algunas de conclusiones del Primer Diagnóstico Federal sobre Salud Adolescente y Juvenil presentado por el Ministerio de Salud de la Nación.

Según reveló este informe realizado por las 99 organizaciones que integran el Consejo Asesor de Salud Adolescente y Juvenil (CONSAJU), entre ellas Cruz Roja Argentina y Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos, la pandemia impactó en la salud mental de toda la población y especialmente en los adolescentes y jóvenes que, en muchos casos, debieron suspender sus actividades para incorporarse al mercado laboral.

Los que ya estaban trabajando, se vieron afectados por las condiciones de intensificación de la precarización en los puestos laborales, teniendo esto grandes consecuencias en la salud en general pero sobre todo en la salud mental.

“Gran parte de los jóvenes en el país está inserta en el mercado de trabajo informal, sin beneficios de seguridad social ni cobertura médica, lo que acrecienta la incertidumbre por la dificultad para proyectar la vida a futuro, y profundiza la inestabilidad propia de las situaciones de pandemia y el riesgo de contraer COVID-19”, señalaron.

Por otro lado, confirmaron que la pérdida de los espacios de socialización, de desarrollo y esparcimiento con pares se plasmó en el aumento de problemáticas vinculadas a la salud mental tales como la depresión, la angustia y la ansiedad, relacionándose esto directamente con las condiciones sociales de vida.

Según una investigación internacional realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en conjunto con Gallup, alrededor de uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 24 años afirmó sentirse deprimido o con ansiedad. Este estudio se realizó en la primera mitad de 2022. “Lo que preocupa en este sentido es que como respuesta a estas situaciones se normalizó el consumo de psicofármacos sin diagnóstico, tratamiento ni seguimiento previo”, se advirtió en este primer diagnóstico de la salud de los adolescentes y jóvenes argentinos.

Según remarcaron, aún en mayor desventaja se encuentra la población adolescente y joven lesbiana, gay, bisexual, trans, travesti y no binaria a la hora de acceder a un servicio de salud mental, lo que impacta en su expectativa de vida de las personas travestis, transgénero y transexuales que es de 35 años.

MERCADO LABORAL. La mayoría de los jóvenes en actividad laboral tiene trabajos informales.

 

Salud sexual

El diagnóstico nacional sobre salud de los jóvenes y adolescentes argentinos es lapidario: hay “falta de acceso a los servicios de salud, especialmente los de salud sexual y reproductiva, a métodos anticonceptivos y a tratamientos como hormonización o cirugías de reasignación de sexo”. En muchos casos, la gestión de turnos o la ubicación geográfica desalientan el acceso.

Además, falta información o acompañamiento ante la imposibilidad de garantizar derechos como la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), o ante hechos como esterilizaciones forzadas o embarazos no intencionales, impactan negativamente en la salud mental.

Con respecto a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), el informe de Salud enciende la alarma ante “la falta de información sobre prevención del cáncer cervicouterino y cómo impactó la pandemia en el acceso a la vacuna para prevenir VPH”. Advierte además sobre “el acceso tardío al sistema de salud”, especialmente por parte de los varones, “no existe una rutina preventiva, sobre todo en varones. Falta de detección temprana de enfermedades relacionadas con órganos reproductivos, como el cáncer”.

A los adolescentes no sólo les falta información sino que acceden a fuentes no confiables, reproduciendo mitos o creencias populares que se retroalimentan con el miedo o la vergüenza a la hora de hablar de sexualidad.

La Nación advirtió además los obstáculos para acceder a una consulta informada con profesionales de la salud que sea respetuosa y segura para adolescentes y jóvenes, en especial para personas LGBTIQ+, con discapacidad y otros grupos. “Los profesionales no están formados con una perspectiva de género, juventudes y diversidades, sino que reproducen valores paternalistas, adultocéntricos y en muchos casos discriminatorios”.

La ESI sigue sin cumplirse

En este primer diagnóstico se hizo hincapié en la falta de implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas y en los espacios de formación docente; y la persistencia de espacios donde no se fomenta el diálogo sobre temáticas relacionadas con la sexualidad y los derechos sexuales, ya que poseen una ideología que va en contra de la promoción de derechos y el ejercicio libre de la sexualidad.

Se alertó además que persiste “la discriminación y, en casos, esterilización forzada a personas con discapacidad, negando sus derechos y ejerciendo violencia sobre ellas”. En su diagnóstico, el CONSAJU opinó que “la ley de ESI está desactualizada, la actual permite que cada institución educativa la pueda adaptar a sus creencias”.

#LoQueNosPreocupa

Los jóvenes pidieron trabajo, inclusión y reinserción social para los que tienen problemas de adicciones.

Jóvenes y adolescentes respondieron a través de las redes: esto es un resumen de respuestas en Instagram a preguntas realizadas por jóvenes a jóvenes, para sumar voces sobre el tema consumo de sustancias , que formaron parte de este primer diagnóstico nacional sobre la salud de este grupo etario de la población.

Al consultarle qué es lo que más les preocupa en torno a la problemática del consumo de sustancias, respondieron: “el deterioro de la salud a largo plazo; la principal problemática es la falta de información y contención alrededor de esto; el abuso y el consumo en menores de 18 años; discriminación y falta de empatía; violencia, robos, autoflagelo, suicidio, adicción, daño a la salud. Les preocupa además “que se intenta combatir desde el miedo, también la fácil llegada de los jóvenes a todo tipo de drogas”.

#LoQueProponemos y #Necesitamos

En tanto, los jóvenes pidieron por las redes que “el Estado, la cultura popular no haga tabú al consumo y no retroalimente la utopía de pretender que no pasa, las drogas existen, concienticemos su uso/no uso”. Pidieron además trabajo, inclusión y reinsertar socialmente a los que tienen problemas de adicciones; acompañamiento y espacios seguros sin que se los estigmatice; actividades en los barrios y espacios de recreación y escucha activa.

Demandaron además la necesidad de recibir contención emocional y entendimiento.

Primeraedicion

 

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