Perdió contacto con su hija y viajó a buenos aires por una pista

 Perdió contacto con su hija y viajó a buenos aires por una pista

Ramona Villordo fue contactada por el supuesto jefe de su hija. “Dijo que Katerin está bien y que no quiere comunicarse conmigo”, señaló. Hay temor por los antecedentes

“Señora su hija está bien. Trabaja conmigo vendiendo lencería, no se preocupe. Ahora no tiene teléfono porque se lo robaron, pero tampoco quiere comunicarse con usted”.

En estos términos se expresó un presunto “Jhon Torres” vía mensaje privado de Facebook con Ramona Villordo (46), madre de Katerin Espíndola (23), una joven obereña desaparecida desde el pasado 15 de abril.

En su edición de la víspera El Territorio publicó una entrevista en la que la progenitora reconoció que la chica padece adicción a las drogas y al alcohol, al tiempo que expresó su temor de que haya sido contactada por su expareja, a quien el año pasado denunció por violencia de género.

Precisamente, tras la difusión de la citada nota, Villordo fue contactada por quien se presentó como Jhon Torres y dijo ser el patrón de la joven en un negocio de venta de lencería.

La madre tuvo el recaudo de tomar captura de toda la conversación, tras lo cual se presentó ante la Seccional Cuarta de Oberá para radicar la correspondiente denuncia y dejar constancia de la comunicación.

En diálogo con este medio, indicó que “esta persona, que no creo que se haya presentado con su nombre verdadero, me dijo que Katerin está bien y que no quiere comunicarse conmigo. También dijo que le robaron el celular, pero la verdad no sé qué creer”.

En el mismo chat, el supuesto jefe de la joven le dio una dirección donde ésta estaría residiendo, por lo que ayer mismo la progenitora decidió viajar a Buenos Aires.

“Me voy a ver si es cierto que mi hija está bien, pero tengo mis dudas. Si no la encuentro donde me dijo, voy a ampliar la denuncia allá con todo lo que me dijo el supuesto Jhon Torres”, expresó antes de partir a la Capital.

Temor al ex 

La última comunicación vía WhatsApp entre Katerin Espíndola y su mamá se produjo el pasado 15 de abril. Desde entonces la chica no volvió a estar en línea ni se contactó por ningún medio con sus familiares ni amigos.

En ese contexto, como primera medida una tía de la chica radicó una denuncia una comisaría del barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires, lo que activó la búsqueda en aquella jurisdicción.

Villordo reconoció que su principal temor radica en la posibilidad de que su hija haya sido víctima de su ex pareja, quien posee antecedentes por violencia de género y amenazas en perjuicio de la joven.

“Katerin tiene un grave problema de adicción y su ex la maltrataba mucho. Le sacaba el teléfono, la encerraba y la golpeaba mucho. El año pasado ella se pudo escapar y le pidió auxilio a mi hermana, que vive en Buenos Aires. Después se hizo la denuncia y la traje a Oberá”, precisó la progenitora.

Pero la joven continúo en consumo y eso la llevó a a situaciones extremas. Fue así que su mamá planteó una medida judicial para internarla, lo que no prosperó.

“La justicia me dio la espalda y mi hija, como es mayor de edad, se volvió a Buenos Aires.

Mi temor es que su ex la haya encontrado, porque siempre la amenazaba con matarla y tirarla en una bolsa negra, como decía. La verdad no sé si mi hija está viva o muerta”, alertó.

Caso complejo

Según su madre, antes de desaparecer Katerin Espíndola residía en la localidad de Vicente López, aunque reconoció que nunca le brindó una dirección exacta y desde el sábado pasado perdió todo contacto.

Contó que en el enero de 2021 la joven viajó por primera vez a Buenos Aires, donde tienen parientes, con intenciones de conseguir un trabajo.

Pero lejos de encarrilar su vida, lo que sucedió fue que se conoció con un hombre que la sometió a una pesadilla de consumo y maltrato, tal como describió la progenitora.

“Mi hija se fue a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades y terminó con una persona que le hizo mucho daño. Empezó a consumir y sufría mucho maltrato. Al principio hubo algunos indicios, pero es negadora, hasta que la situación no dio para más y se escapó”, detalló Villordo.

El año pasado, tras la denuncia por violencia de género, la joven regresó a Oberá con su mamá, pero siguió consumiendo y la situación se hizo insostenible.

Al respecto, mencionó que “estaba cada vez más agresiva con el hermano, conmigo y mi pareja. Tuvo varios episodios de exceso de drogas y alcohol y estuvo internada por sobredosis. Un día le agredió al hermano, que tiene 13 años, por lo que hice una denuncia y pedí que la internen”.

De todas formas, desde el Juzgado de Familia argumentaron que la ley no puede forzar a nadie a realizar un tratamiento que no quiere.

Así, el pasado 7 de marzo la joven regresó a Buenos Aires; mientras que la progenitora desconoce si tuvo contacto con su ex pareja.

“Siento mucha impotencia porque pedí ayuda y la justicia dice que no la pueden obligar a internarse, pero tampoco es justo que dejen morir a una persona”, lamentó.

ElTerritorio

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