Montecarlo: “El laberinto natural está perdido”
Lo señaló el intendente electo Julio «Chun» Barreto en una visita a los estudios de la FM de las Misiones. Aclaró que se va a trabajar en recuperarlo, pero que «va a tardar tres o cuatro años» para que vuelva a ser el de antes.
“El laberinto vegetal está perdido. Realmente fue un descuido, y entre ese descuido y el avance de las hormigas, prácticamente hizo que el laberinto desaparezca; lo que no significa que no se pueda recuperar y restaurar”, así remarcó este jueves con un dejo de tristeza el intendente electo de Montecarlo, Julio “Chun” Barreto.
El funcionario, quien ya fuera intendente de la Capital Nacional de la Orquídea y también diputado provincial, visitó este jueves los estudios de la FM 89.3 Santa María de Misiones y dio a conocer esta triste noticia en el ámbito histórico, turístico y recreativo de la localidad.
Además, contó al respecto del deterioro del laberinto que “ya se han reunido profesionales e inclusive personal del INTA, entre otros, para ver qué se puede plantar y recuperar”.
“De igual manera, dicho trabajo llevará unos tres o cuatro años como mínimo; para poder tenerlo nuevamente en su esplendor y ver como cuidarlo cuando esto suceda”, añadió.
Asimismo, el nuevo alcalde que asumirá el próximo 10 de diciembre contó que la Asociación Promotora de Turismo y Cultura de Montecarlo, entidad propietaria del Parque Vortisch, donde se encuentra el laberinto natural -uno de los únicos en Argentina y considerado uno de los más grandes de Sudamérica-, hace un mes eligió nuevas autoridades.
“El resurgimiento del laberinto vegetal será uno de los objetivos primordiales de esta nueva comisión, por lo que pude escuchar. No me pude reunir todavía con ellos, pero pronto seguramente sucederá”, aclaró Barreto.
“El Municipio y la Provincia deben involucrarse”
Adelantó Barreto que la flamante comisión ya comenzó a trabajar para juntar fondos y pagar algunas deudas que quedaron de la anterior y que en julio, junto con el Municipio, trabajará en lo que será la Fiesta de la Cerveza Artesanal y luego en septiembre u octubre la Fiesta Nacional de la Orquídea“.
“Cuando asuma, lo que me gustaría hacer, más allá de quién esté al frente de esta Asociación Promotora, es que el Municipio y la Provincia se involucren de lleno en lo que se refiere a fortalecer la Fiesta Nacional de la Orquídea. Que tengamos todos los servicios en el Parque, que haya baños acordes, que no esté cerrado, que haya agua potable”.
“Tenemos que involucrarnos, sin intervenir en el proceso. Pero acompañar de tal manera que este Parque maravilloso todos lo puedan ir a visitar. Esta nueva Comisión todos los sábados limpia el lugar y ahora dejaron el Parque de manera excelente. De igual manera faltan servicios, una estrategia para atraer a los turistas y atenderlos como corresponde, y a la vez recuperar lo más rápido posible el laberinto, que es uno de los atractivos principales del lugar”, remarcó el funcionario electo.
Las dudas sobre el Zoo Bal Park
Por otra parte, y en la continuidad de la estrategia turística, se le consultó a Barreto por el Zoo Bal Park: “No es lo mismo un zoológico hace 40 años a lo que es hoy en nuestra actualidad, y choca un poco el pensamiento que tiene hoy la gran mayoría, que ya no quiere más zoológicos, con lo que significa esa familia montecarlense para los animales rescatados”, planteó.
“Así como el Parque Vortisch es independiente, el Zoo Bal Park también lo es y lo lleva adelante una familia que comenzó con esta iniciativa su abuelo y hoy los nietos continúan con este legado”, remarcó.
A lo que agregó: “La familia Kruse realmente tiene una vocación increíble de cuidado y amor a los animales. Nosotros que somos de Montecarlo y que los conocemos, ellos hacen del Zoo Bal Park, una pasión y un cuidado único de los animales que rescatan y van teniendo; y ahí choca un poco con los que quieren que no haya más animales encerrados; pero no conocen el trabajo de esta familia en lo que hace a la alimentación, el cuidado, rescate, curaciones y todo el amor que le profesan a los animales”.
Fuente: Primera Edición