En medio de la desaparición de su primo terminó asesinado a balazos
El 15 de abril, Viernes Santo, Zang le acertó diez balazos a Diego Pimentel (31), quien le había ido a reclamar por la desaparición de Maximiliano Pimentel (21), su sobrino, quien se encuentra desaparecido desde el 13 de ese mismo mes
Desde la casa de Adilson Zang (33) se ve cómo los autos pasan en Brasil, a unos 100 metros, luego de la línea imaginaria que se limita a una vereda. La vivienda se destaca en la cuadra, no sólo por su gran estructura, sino también por los agujeros de bala que aún tiene el portón.
El 15 de abril, Viernes Santo, Zang le acertó diez balazos a Diego Pimentel (31), quien le había ido a reclamar por la desaparición de Maximiliano Pimentel (21), su sobrino, quien se encuentra desaparecido desde el 13 de ese mismo mes.
Maxi, como le conocen, trabajaba para Zang y otro socio -que llamativamente hasta ahora no fue nombrado nunca en toda esta secuencia- en el contrabando de vino, según los propios familiares revelaron. Su trabajo era cargar los vehículos y llevarlos a puntos de acopio a Brasil.
Esa noche Maxi salió para ir a trabajar con Zang y otros jóvenes, pero nunca más volvió. Zang también estuvo fuera varios días y eso terminó de generar aún más desconfianza en los familiares. Lo que creen que se fue después de “hacer desaparecer” al joven. También aseguran que los autos en que se movilizaban fueron quemados.
Asimismo, algunas informaciones de la investigación reconstruyeron que estuvo en San Pablo, posiblemente porque allí cayó un cargamento de vino que le pertenecía. La familia no volvió más a la residencia y nadie respondió al llamado de timbre del equipo de El Territorio, por lo que se cree que la casa está deshabilitada.
Lo cierto es que cuando la familia Pimentel se enteró que estaba de vuelta Diego se fue a pedirle explicaciones, arma en mano. Como se ven en las cámaras de seguridad, el hombre gritó, hizo ademanes y hasta golpeó a Zang con la culata antes de ser asesinado.
“Esa noche un muerto seguro íbamos a tener”, dijeron fuentes policiales por la violencia en la que se manejó todo, expresando que el arma de Pimentel estaba cargada. El hombre tiene al menos un antecedente de tiroteo en la localidad, según se puntualizó.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción Uno de San Pedro, a cargo del juez Ariel Belda Palomar. Fuentes policiales dijeron que hay tres líneas investigativas, pero sólo una hasta el momento se tradujo en el expediente mediante testimoniales.
Dos tiene relación directa con las cargas y desarrollan que Maximiliano se estaba quedando con parte de los cargamentos que tenía que transportar o que incluso lo estafó a su jefe por una millonaria suma. La otra, esa por la cual hay más elementos, expresa que Maximiliano había tenido un acercamiento amoroso con la esposa del hoy detenido por homicidio.
Los protagonistas (Zang y su esposa) fueron preguntados por esto formalmente, pero ambos lo negaron.
En este contexto, desde la Unidad Regional XII solicitaron varios informes -como pedido de imágenes públicas y privadas- sus pares de Brasil en base a la reconstrucción de los recorridos del joven. Hasta ahora no se han informado novedades.
La mujer de Maximiliano y su hermana coincidieron en que había habido una pelea entre empleado y patrón que generó una distancia de unas semanas. Luego Zang volvió a llamar y el joven retomó sus actividades normalmente. “Parece que todo fue una trampa”.
En cifras
26 Es la cantidad de días que lleva desaparecido Maximiliano Pimentel (21). Fue visto por última vez el pasado 13 de abril en Bernardo de Irigoyen.
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