Coronavirus en Argentina: el crudo video de un paciente del Santojanni disparó la polémica del plasma a demanda

“Me enteré de que soy un condenado a muerte”, dice el hombre porque no lo querían tratar con plasma. La explicación del hospital y cuál es criterio para determinar a quién se lo administran.
“Hola gente. Hoy me enteré de que soy un condenado a muerte. Tengo coronavirus. Pregunté a diferentes enfermeros y doctores sobre el plasma que salva vidas. Me dijeron que en este hospital no se usa. Uno, como disculpándose, me dijo: ‘No es para nosotros, es para otro tipo de gente. Guardan y usan el plasma para políticos y ricos».
Acostado en una camilla, con tos seca y máscara de oxígeno, lo dijo Oscar Gómez frente a la cámara selfie del celular. El video se viralizó en Facebook desde esa sala para pacientes con Covid-19 del Hospital Santojanni y disparó la polemica por el «plasma on demand».
¿Cualquiera puede pedir plasma y tenerlo? ¿Hay plasma en «stock»? ¿Cómo es la asignación de plasma entre los infectados de coronavirus?
¿Cualquiera puede pedir plasma y tenerlo? ¿Hay plasma en «stock»? ¿Cómo es la asignación de plasma entre los infectados de coronavirus?

Las preguntas surgen porque, sin nombrarlo y «sin tener nada en su contra», Oscar, este asmático crónico que vive en Mataderos, comparó su caso con el de Martín Insaurralde, el intendente de Lomas de Zamora. “A un político que es asmático también, ya en el primer día le pusieron plasma, le dieron los remedios que le tenían que dar y está mejor”, apuntó.

Eso es real. El funcionario fue tratado con plasma de personas recuperas del virus y desde entonces evoluciona favorablemente. ¿Pero a este paciente y otros en el Santojanni se les está negando?
Noelia Gómez, de 26 años, publicó el video de su padre, pidió donantes y volvió a publicar en su muro, con alegría, que Oscar comenzaría el tratamiento el viernes. «Me llamaron del Ministerio de Salud (no sabe si de Nación o el porteño) y me lo dijeron», cuenta a a este diario.

En realidad, según pudo saber Clarín desde la cúpula de autoridades de ese hospital, por el momento, Oscar no recibirá plasma de recuperados. No por un faltante. El pedido fue hecho al Hospital Durand, donde se reciben las donaciones porteñas, y se confirmó la disponibilidad. No recibirá plasma porque hay 9 personas en grave estado en el mismo hospital, que sí cumplían con los requisitos de aplicación que el viernes definirá el comité de bioética del Santojanni.

«Este paciente, Oscar, está en una sala de Covid-19 junto a otras 65 personas. Está saturando bien de oxígeno. Hablé con los terapistas y ellos no consideran que requiera asistencia respiratoria. De seguir así, no es candidato. Pero no hay un protocolo, el comité lo definirá para los pacientes que considere», explica a Clarín Federico Charabora, que hace 5 años dirige el hospital.

No es una «asignación a dedo», dice el director. «No pasa lo que se está diciendo de ‘a Insaurralde sí y a otros no’. Tenemos enfermeras y médicos infectados en el Santojanni y a ellos no les dimos plasma. Es una decisión clínica», suma.

El infectólogo Fernando Polack, parte del comité asesor del Gobierno, aclara algo que es clave. «La eficacia del plasma como tratamiento como el coronavirus no está comprobada. Para eso estamos nosotros (por su «fábrica de anticuerpos») y otros equipos, para que eso quede establecido o refutado». Entonces, no hay escasez de algo que aún no se sabe si se necesita.
Este martes, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, pidió a los recuperados que donaran su plasma para el tratamiento de nuevos pacientes. «Está en un proceso experimental, no es que se necesite masivamente», aseguraron a este diario sobre el debate escasez o no escasez de este ensayo.

En Provincia, en tanto, el llamamiento a donar es una campaña directa. La actitud no es pasiva. Se sale, y se saldrá, a buscar plasmas. «No escasea el plasma. Hay suficiente. A futuro, con un brote de casos y enfermos graves estrepitoso, podría ser que no alcance. Pero cada vez hay más donaciones y, si la cuarentena vuelve a ser estricta, iremos a buscar más plasma, habrá menos enfermos y el recurso, finito, claro, no se acabará», detalla a Clarín Nora Etchenique, directora del Instituto de Hemoterapia bonaerense.

Hay 88 plasmas guardados en Provincia (resta saber los del fin de esta jornada, ya que no hay partes de Salud sobre este tema) y cada uno equivale a una dosis, por que hoy podrían recibirlo 88 personas. Como se dice en la jerga de las transfusiones, el plasma se «maneja a cama caliente». En el sentido de que el camino entre el donante y quien lo recibe casi no se frena, pero hay centros de acopio en Mar del Plata, General Rodríguez y Bahía Blanca.

¿Por qué no hay escasez si hay muchos más que 88 enfermos en Provincia? ¿Por qué solo hay 88 plasmas si hay muchos más recuperados? Porque no todos los recuperados pueden donar ni todos los pacientes pueden recibirlo.

«Con plasma hemos tratado a una paciente de 93 años o a un nene de menos de 1. No es por edad ni por presión de los familiares. Tenemos un protocolo argentino, basados en experiencias locales con otras epidemias, como el Sars y el Mers, y en casos como el de Canadá o Israel en esta pandemia. Tenemos una guía desde Nación y uno propio bonaerense de ensayo clínico, no tratamiento, que hace un mes y medio fue aprobado por el Comité de Ética de la Provincia de Buenos Aires», explica Etchenique.
Eso se traduce en «un filtro importante». Tanto para quien recibe como para quien dona. «Ayer (por este martes) tuvimos un día muy caliente de pedidos de plasma y enviamos 18», cuenta.

Según ese protocolo, sólo reciben plasma quienes están en estado grave, cuando la saturación de oxígeno bajó a menos de 93%, presentan infiltración pulmonar (agua en los pulmones) y los resultados de laboratorio son perjudiciales en Proteína C Reactiva y ferritina, entre otros valores.

«Es el paso previo a que requieran la asistencia respiratoria. A las 8 horas la persona se siente mejor y nunca ingresa a terapia intensiva. En algunos casos, se puede utilizar en pacientes que hayan entrado muy recientemente a terapia pero no tengan enfermedades preexistentes con pronósticos desalentadores», sigue la especialista.

¿Quién autoriza la liberación de plasma para cada paciente? En el caso del Conurbano y La Plata, se requieren dos firmas.

Cuando el paciente está por ser ingresado a terapia, los terapistas -de clínicas privadas u hospitales- llaman a dos médicos de la Dirección Provincial de Hospitales. Uno es un terapista y otra es una inmunólogo y pediatra. Evalúan al paciente según el análisis del terapista y así liberan o no una dosis de plasma.

¿Por qué esperar a que el paciente empeore y no dárselo a los leves o moderados? Etchenique lo explica sencillo. «Cuando hoy llamás al médico porque tenés fiebre ¿te dice que tomes un ibuprofeno o te dice que esperes? Te dice que esperes. Esto no es un tratamiento, es un ensayo clínico. Tenemos que ver la evolución del cuadro para saber si el plasma sirve o no. No es cuestión de dárselo a todos. Salvo que el criterio cambie. Por el momento no es así», cierra.

¿Por qué, en promedio, sólo 5 de 10 recuperados donan plasma? Según las autoridades consultadas por Clarín, ese 50% menos se da porque muchos aún no se recuperaron completamente, otros tienen enfermedades preexistentes, como diabetes, y los que se hayan dado la vacuna de la gripe tienen que esperar un mes para donar, y un grupo no dona por miedo o desconocimiento.

Por otra parte, pueden donar plasma los que transitaron sin inconvenientes la recuperación durante 28 días después del alta y no tienen ninguna otra enfermedad. A esto hay que sumarle la dilución en las muestras de los pacientes. La cantidad tiene que ser 1 en 600. Sólo así es seguro que haya una buena cantidad de anticuerpos.

Fuente: Clarin

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