Con la venta de pan casero, lograron que su hija Luz se reciba de médica
El esfuerzo de Carlos Solano y Nélida Núñez, de San José, contado en primera persona en la FM de las Misiones. «A los 5 años ya quería estudiar Medicina», contó el padre.
Esta es una verdadera historia de amor incondicional que se da de padres a hijos, como lo es el caso de Luz Solano, una joven misionera que días atrás se recibió de médica, luego de que Carlos Solano, su padre y Nélida Nuñez, su madre, la ayudarán a afrontar su carrera universitaria en Santo Tomé (Corrientes), vendiendo pan casero, dulce y salado, como así también el apoyo incondicional de los vecinos de San José, en esta cruzada solidaria que tuvo un final feliz.
Carlos Solano, quien es empleado municipal nacido en el barrio Belgrano de San José, contó algunas páginas de la historia de su flamante hija médica.
“A los 5 años ella ya quería ser médica. Mi madre llevaba a Luz al jardín de infantes, porque por aquella época mi señora estaba embarazada de mellizos, y de golpe a mi mamá le diagnosticaron una leucemia galopante que en una semana se la llevó”.
“Luz quedó muy golpeada por la muerte de su abuela y me decía ¿’cómo a la abuela le llevaron al médico y no le pudieron salvar?, desde ahí nació la idea de ser medica. Por eso digo que desde los cinco años Luz ya quería estudiar medicina”.
Pasaron los años, terminó la primaria, luego la secundaria con excelentes notas y a la hora de elegir una carrera universitaria, Luz Griselda seguía con la idea fija de estudiar medicina.
Entonces un día, en plena culminación de quinto año, Carlos le llama a Luz y le dice: “Mirá, hija, es imposible que hagas la carrera de medicina, sácatela de la cabeza. Mi sueldo de empleado municipal no me alcanza para costearte porque es una carrera muy cara”.
Pese a ello, Luz no bajó los brazos y se enteró que en Posadas, más precisamente en el Círculo Medico iban a dictar un curso para rendir el examen de ingreso a Medicina y le pidió a su papá que le pagué el curso para ver cómo era, a lo que Carlos accedió.
“Hizo ese curso que le ayudaba para rendir el examen de ingreso a Medicina en Posadas y quedó más enamorada de la carrera. Entonces, hablé con Marina Santa Clara, una vecina y madre de San José cuyo hijo también es médico y hoy en día ejerce en Posadas, y le conté mi situación con mi hija y su deseo de estudiar medicina”, recordó Solano.
“Marina me aconsejó y me dijo ‘mirá, si tu hija no te va a fallar en los estudios y se va a comprometer con la carrera, vendiendo pan le podes pagar los estudios’. Así nació la historia del pan. Llegué a mi casa le dije a mi señora si se animaba a hacer el pan, me dijo que sí y mi hija también se comprometió en lo que se refiere a los estudios y le metimos para adelante”.
Los que conocen a la familia Solano saben que son de origen humilde, su señora, Nélida, es hija de un tarefero y que Carlos es hijo de un molinero y actualmente tiene un sueldo de empleado municipal; por lo cual era muy cuesta arriba costear una carrera universitaria para su hija fuera de San José.
Con el proyecto de la venta de pan casero -dulce y salado-Luz se anotó en la Universidad de Barceló, en Santo Tome (Corrientes), para cursar la carrera de medicina.
En lo que se refiere a la venta del pan y su proceso, este padre que toda su vida vivió en San José reseñó que por las mañanas su señora amasaba el pan, al mediodía se horneaba en un horno de barro y por las tardes Nélida salía vender el producto elaborado de manera artesanal.
“Vendíamos a diario entre 20 y 30 panes caseros por día, dulces y salados. En el pueblo muchos me conocen por mi trabajo en la Municipalidad de San José y conocían la historia de mi hija; por eso muchos colaboraban para ayudarme a costear los gastos de la carrera de Luz”, resaltó.
“Hasta el día de hoy nos llaman algún día que no hacemos y nos preguntan ‘Doña, ¿va a salir a vender pan?, la estamos esperando’. Le dicen la Doña a mi señora, porque así le escribimos en la bicicleta de reparto”, acotó Solano.
Por otra parte, y en referencia a la condición humilde de Luz y su familia, se le consultó si fue víctima de discriminación, a lo que recordó: “En el colegio secundario sufrió en más de una ocasión. En la escuela, por ejemplo, cuando le preguntaron que iba a hacer tras terminar quinto año, ella dijo Medicina y se le rieron en la cara, profesores y alumnos. ‘¡Que vas a estudiar medicina, si no tenés ni agua para bañarte’. Pero, al parecer esas burlas le dieron mas fuerzas para fijarse el objetivo de ser médica“.
Ya en el tramo final de la charla este padre orgulloso contó el momento en que Luz rindió su última materia “Se fue de San José a Santo Tomé y desde allá me llamó diciéndome que estaba muy nerviosa, que no se quería presentar, que no estaba segura, que quería presentarse recién a fin de año. Entonces me nació ahí y le dije: ‘Vos presentate a rendir. Hacé de cuenta de que el que te va a tomar el examen es un Solano caprichoso, que el que te va a tomar el examen no sabe nada. Vos contale lo que sabes y vas a salir bien’”.
“Pasaron las horas y me volvió a llamar, esta vez llorando y diciéndome que había alcanzado. Se arrodilló en pleno pasillo y agradeció a Dios por haberse recibido”, rememoró muy contento.
A su llegada a San José, cerca de la medianoche del mismo día en que rindió su ultima materia, toda la familia salió a festejar en el “viejito” Renault 18, el mismo con el cual Carlos llevó a su hija a Santo Tomé. Los festejos se extendieron por el centro de la ciudad, el cual incluyó una pancarta, huevos y harina.
En cuanto a la especialidad que podría seguir a futuro Luz, su padre dijo que “Como su abuela murió de leucemia, le gustaría hacer oncología o cardiología, pero todavía tiene que hacer la residencia; y ya tiene varios lugares para elegir, pero todavía no se decidió por ninguno”.
Carlos alentó a los padres a que, a pesar de las vicisitudes de la vida, no se rindan y hagan el esfuerzo por sus hijos, y de parte de los hijos que se sacrifiquen que peleen por sus metas, pero siempre ayudando a los padres y a conciencia, con compromiso, que todo se puede lograr.
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