«Sentimos un viento fuerte, corrí la cortina para ver y voló el techo completo»

 «Sentimos un viento fuerte, corrí la cortina para ver y voló el techo completo»

Más de un centenar de familias de Leandro N. Alem y Cerro Azul padecieron los efectos del temporal de esta madrugada, con potentes ráfagas de viento que derribaron todo a su paso. El testimonio de los damnificados y la necesidad de levantarse como sea.

A horas del fuerte temporal que golpeó con dureza a las localidades de Leandro N. Alem y Cerro Azul, los testimonios de quienes lo vivieron en carne propia ponen de manifiesto la fuerza de la naturaleza. Más de un centenar de familias la padecieron.

Todo comenzó apenas pasada la medianoche y hay quienes lo perdieron todo. En diálogo con El Territorio, Cristina Noelia Ramos, vecina de Alem, detalló: «Después de las doce de la noche empezó a llover, cayó granizo y sentíamos que venía el viento muy fuerte. Así que corrí la cortina para ver y cuando entro a la pieza para despertar a los chicos porque estaba muy feo, el viento levantó todo, se llevó todas las chapas, el techo completo, los cables de la instalación de luz».

Su pareja, Hernán Fernández, coincidió: «Fue algo terrible para mí y mi familia». Apenas cesó un poco el viento y en medio de la noche comenzaron a ayudarse entre vecinos y pudieron salvar algunos electrodomésticos y luego tuvieron que abandonar la vivienda, que había quedado destechada. «Nos refugiamos en la casa del vecino hasta hoy temprano», agregó y sostuvo que fue la primera vez que viven una tormenta así de fuerte: «El techo estaba bien asegurado, pero igual voló todo».

«Yo hace tres meses me trasplanté del riñón y no puedo hacer fuerza, no puedo hacer nada todavía, y eso me da más impotencia porque ves tus cosas así, las cosas de tus hijos tiradas y no podés hacer mucho. Ahora habrá que bueno comenzar de vuelta. Por suerte hoy a la mañana llegó un poco de asistencia y ahora dejó de llover», agregó Hernán.

En Alem una de las zonas más afectadas fue la del kilómetro 40, en el barrio Sartori donde la gran mayoría de las casas quedó destechada e incluso con severos daños estructurales. Pese a la dureza del momento todos destacaron la ayuda de los vecinos entre sí.

Por otro lado, otro vecino del lugar, Jairo De Lima, recordó que a la hora en que comenzó la tormenta ya se habían ido a dormir y fueron sorprendidos por el ventarrón y la granizada. «El ambiente estaba húmedo y hacía mucho calor. Yo escuché ruidos como que zumbaba el viento y eso nos despertó con los truenos», relató.

En su vivienda el hombre sufrió la voladura de la mitad del techo y se le mojó la ropa, la cama y los colchones. «Pese a todo, la verdad que estamos por la ayuda de los vecinos y la asistencia que llegó rápido», dijo Jairo.

Otro de los perjudicados, Rafael Da Silva, agradeció a Dios que no sufrieron daños físicos ni él ni su familia y recordó que «todo fue rapidísimo». Esta tarde mientras reparaba los daños, comentó: «Estábamos adentro de la casa y cuando voló el techo nos refugiamos en un sector donde no llovía y después vino mi suegro, se llevó a mi señora y mi hijito yo quedé para cuidar un poco más las cosas. Pero igualmente mojó todo lo que había adentro».

El padre de familia sostuvo que hace tres meses vive en el lugar y es la primera vez que sufre algo así: «Gracias a Dios nos ayudaron lindo, actuaron rápido».

Juan Andrés Silveira, otro perjudicado al que se le volaron las 18 chapas del techo sostuvo que fue «todo en un segundo y más allá de lo material nadie sufrió daños o problemas de salud». En esa línea apuntó que «gracias a un vecino pude poner una lona para que no se sigan mojando las cosas. Y después nos refugiamos en casas de vecinos y hermanos».

El hombre vive en el lugar con su esposa y sus tres hijos que ahora permanecen en casas de familiares: «Ahora salió el sol y puse algunas cosas a secar, la ropa, los colchones a ver si se puede dormir a la noche». Y cerró: «En ningún momento pensé en que esto podía pasar. Hace seis años que vivo acá y pasamos varias tormentas pero nunca esto y ojalá que nunca vuelva a pasar».

Donaciones

La Escuela 83 de Leandro N. Alem, ubicada en el kilómetro 40, se ha convertido en el centro de recepción de donaciones para ayudar a los damnificados por el temporal. El comité de crisis ha seleccionado esta institución para centralizar la ayuda que luego será distribuida a quienes más lo necesitan.

Además de recibir donaciones, en la escuela también funciona una cocina comunitaria. Esta cocina se encarga de preparar alimentos para alimentar a las personas y operarios que están colaborando en la reconstrucción de las casas, así como a los propios damnificados.

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