Rovira: Preocupación y bajada de línea con el Frente Renovador

Por Martín Boerr /Plan B

Carlos Rovira empieza a estar preocupado de cara al 2023. La Renovación la tendrá más difícil que en ocasiones anteriores, cuando la sociedad decida quién gobernará Misiones en los próximos cuatro años.

El contexto es muy distinto al 2015 y 2019, cuando Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad, respectivamente, ganaron muy fácil, casi sin transpirar.

Van muchos años de crisis económica y un país acostumbrado a la pobreza creciente, la decadencia y la mediocridad, con políticos que no dan respuesta de ninguno de los dos bandos de la grieta.

Por más que la Renovación no sea culpable principal -o directamente no tenga ninguna responsabilidad- en cuestiones como la inflación persistente, la gente cada vez más quiere cambios. No importa quién venga o qué proponga.

Y eso obviamente le puede jugar en contra al partido hegemónico que desde hace 20 años gobierna la provincia sin nadie que le haga sombra.

Así como en la misma medida representa una oportunidad única para la oposición, que tuvo un notable crecimiento en las tres elecciones de medio término del año pasado (6/6, PASO del 12/9 y generales de 14/11) prácticamente gratis.

Sin haber hecho muchos méritos por ganarse los votos (ningún dirigente radical o PRO soñaba hace 12 meses que les iba a ir tan bien con tan poco).

No hay figuras para elegir candidato

Y una de las cosas que más preocupa a Rovira la dejó al descubierto este lunes, cuando hizo una de sus apariciones periódicas para hacer varios anuncios y bajar línea a la tropa propia. Fue en el Parque Industrial y de la Innovación de Nemesio Parma, flanqueado por Oscar Herrera Ahuad, Carlos Arce, Leonardo “Lalo” Setalatto y Hugo Passalacqua.

Con casi todos los ministros, subsecretarios, algunos intendentes y otras figuras en la flamante nave del Polo TIC, Rovira no ocultó su malestar porque la mayoría del funcionariado de la Renovación no parece reaccionar a estos tiempos y, en cambio, se esconden en sus despachos cada vez más lejos de la gente.

Eso a pesar de los cambios en el gabinete recientes, que evidentemente fueron modificaciones muy “light” como para mandar un mensaje que inquietara a algunos a salir de su zona de confort.

“Los ministros tienen que apurar cada vez más el tranco. Hay que trabajar más, hay que estar más atento porque las novedades se suceden a una velocidad increíble, hay que atender nuevas realidades y hay que ir más rápido para acompañar a estos dos gobernadores y también al intendente”, señaló Rovira, en referencia a Herrera Ahuad, Stelatto y compañía.

“Los ministros y secretarios deberían tomar el ejemplo del gobernador y del vice y estar en el trillo, como decimos los misioneros”, agregó el conductor, minutos después en otro pasaje. Como para volver a machacarlos.

Pero el golpe final lo dio cuando llamó a sus funcionarios “a no procastinar”. Hago mi traducción de esa palabrita tan de moda: Rovira les llamó a no quedarse cómodos, en sus despachos, haciendo la “plancha” y adjudicándole cualquier problema que aparece al otro porque “esto no es de mi área o no se puede hacer”.

Se vio con claridad en los incendios que afectaron a Misiones. Solamente hubo un funcionario muy visible al lado de bomberos, productores y la comunidad en todo el drama. Hoy es el gran sostén del vínculo de la Renovación con la sociedad: el gobernador.

Oscar Herrera Ahuad se convirtió como nunca antes en la cara visible excluyente de la Renovación. Algunos dirigentes consultados por esta columna analizaron que el mandatario hizo “una lectura correcta” del contexto político pospandemia.

El médico pediatra redobló -casi hasta la sobreactuación- su papel de dirigente que está al lado de los que padecen, como uno más que no tiene privilegios.

Desde que -extraoficialmente- la pandemia quedó atrás, Herrera Ahuad se reinventó a sí mismo redoblando aún más su presencia en cualquier lugar donde pudiera mostrarse como otro misionero de a pie, que habla poco y escucha mucho.

Va a entregar viviendas del IPRODHA y entra una por una con cada familia a mirar la casita (vienen cada día más modestas y “despojadas”), viaja en avión a Buenos Aires en vuelo de línea, clase turista (alguna vez tuvo que aterrizar en Corrientes o despegar en Iguazú porque no consiguió pasaje para salir desde Posadas).

Se mueve con un autito gris que tiene unos cuantos kilómetros y es más chico que el famoso Renault Clío que usó Kicillof en su campaña. Va a jugar un partido de fútbol y después le ayuda a los mozos a servir el asado. Hay peregrinación a la Virgen de Loreto y se pone la mochila para hacer los 50 kilómetros (no asiste fresco al acto final, para aparecer en la foto) dispuesto a caminar a la par de quien se le ponga al lado.

Y no cae nada mal, no da sobreactuado. Al contrario, la gente parece agradecer el tenerlo ahí cerquita en tiempos difíciles.

Así llegó el mes pasado al tope del ranking de los gobernadores con mejor imagen del país. En el sondeo que hizo la consultora CB el 71,9% de los misioneros consultados dijo tener una imagen positiva de Herrera Ahuad (29,6% “muy buena”; 23,9% “buena” y 18,4% “regular buena”).

A la gente parece caerle muy bien que en estas épocas de penurias, el gobernador esté al lado de ellos y muestre preocupación genuina por sus problemas. Después, si puede resolver algunos, mucho mejor. Pero la cercanía y la empatía hoy es oro en polvo políticamente.

Pero claro, hay un pequeño problema para Rovira. Herrera Ahuad no puede ser candidato en 2023 porque la Constitución de Misiones dice en su artículo 110 dice que “el gobernador y el Vice-gobernador pueden ser reelegidos hasta por un período legal. Asimismo podrán sucederse recíprocamente por un único período sin derecho a reelección”.

(Por el mismo motivo Hugo Passalacqua aparece como figura natural y Rovira ya lo dijo y repitió varias veces).

El Síndrome de Procusto

Para terminar, hay que decir que uno de los grandes responsables de que en la Renovación no surja nadie que entusiasme tiene nombre y apellido: Carlos Rovira.

Rovira armó una estructura en la Renovación donde desapareció por completo el debate interno, todo el mundo tiene miedo a expresar una mínima disidencia y se cuida de decir lo que piensa en voz alta si siente que eso lo puede hacer perder posiciones. Paradójicamente la sociedad percibe ese juego, que genera rechazo.

Si hay líderes naturales o carismáticos en la Renovación, estos hacen todo lo posible para no sobresalir.

Puertas adentro, como es un partido hegemónico que tiene el absoluto manejo de la caja y los cargos, “todos se matan entre ellos”, como le dijo un funcionario a Plan B.

Lo mismo pasa con la postura de los renovadores respecto al gobierno nacional. Todos tienen miedo a criticar a Cristina Kirchner o a Alberto Fernández, salvo que reciban instrucciones. Por ejemplo: en Misiones nadie habla de inflación.

Le pregunté a Rovira el 14 de octubre pasado en la Legislatura si no era hora de votarle todo en contra al gobierno nacional para empezar a marcar diferencias. Dijo que los legisladores misioneros son “yaguaretés hambrientos” peleando por las demandas de Misiones ante la Nación.

Días después por primera vez aparecieron renovadores como Claudia Gauto o Carlos Fernandez animándose a decir en voz alta que si no le daban a Misiones lo que pedía (zona aduanera, compensación por la selva, etc), le votaban en contra el Presupuesto.

Pero la postura “combativa” duró 10 minutos. Vino la derrota del 14 de noviembre y la Renovación y el Frente de Todos volvieron a encontrar puntos de coincidencia, en especial: el rival en común es JxC.

El Síndrome de Procusto

A veces la Renovación parece padecer lo que algunos denominan el síndrome de Procusto. Según la mitología griega, Procusto tenía una posada donde ofrecía descanso a los viajeros, a quienes hacía acostar en una cama pequeña. Si los pies o la cabeza sobresalían, se los cortaba.

Para la psicología el Síndrome de Procusto designa a la intolerancia a los que sobresalen.

Eso puede ser bueno para tener el control total de un movimiento o partido. Pero cuando llega el día de ir a las urnas, la gente siempre busca alguien que sobresalga un poco.

Que al menos invite a recrear un poco más las esperanzas de un futuro mejor por delante.

Martín Boerr de Plan B Portal de Noticias, en diálogo con Radio Yguazú Misiones, habló acerca de su artículo de su opinión e indicó que «lo que viene observando y lo cual colocó en su columna de opinión es que desde hace un tiempo la figura de Oscar Herrera Ahuad creció de manera descomunal respecto al resto del Gobierno y la dirigencia de la Renovación y hoy es la cara amable de la Renovación con una actitud que para cualquier otro dirigente sería una sobreactuación»

«Se moviliza en un automóvil chico, fue caminando hasta la Peregrinación de Loreto 40/50 kilómetros», añadió Boerr.

Asimismo, dijo que «esto puede caer como una sobreactuación porque obviamente el crítico lo primero que va a decir, con todo el derecho, es que este hombre está sobreactuando, podría tener como auto, uno más típico de Gobernador como una camioneta doble cabina o lo que fuere».

«En el caso de Herrera Ahuad cae muy bien la cercanía que tiene con la gente. Vimos los incendios donde él estaba con los Bomberos, con los productores, con la comunidad y en ese crecimiento y multiplicación de su figura en todos lados, ustedes lo han visto bien en Puerto Iguazú, decayó la figura de otros candidatos de la Renovación que además se quedaron en sus despachos cómodos», sostuvo Martín.

Además, agregó que hoy la Renovación habiendo perdido dos elecciones el año pasado y hecho un papel no tan bueno como esperaban el 6 de junio, enfrenta el año que viene elecciones con un Gobernador que si va a elecciones perfecto pero no puede estar en la boleta por lo mencionado anteriormente.

«El mensaje de Rovira de que no se queden en el despacho, estén cerca de la gente, trabajen más y que lo repitió, por lo menos, en 4 pasajes de su discurso el lunes pasado, a mi me parece que fue una bajada de línea para que los funcionarios empiecen a tener un poco más de rebeldía, a movilizarse un poco más y poder decir tenemos para elegir entre dos, tres o cuatro candidatos».

Para culminar, mencionó que «hoy te pones a pensar con qué figura de la Renovación ganas fácil como fue el 2015 con Passalacqua o en el 2019 con Oscar Herrera Ahuad y creo que es difícil encontrarlo».

Por otra parte, con respecto a la oposición indicó que «por un lado pisa fuerte el radicalismo y por otro lado la gente del PRO». Martín Goerling, Alfredo Schiavoni que están muy enfrentados, se están peleando porque huelen que la gente quiere cambios y la cabeza de Juntos por el Cambio, Radicales y Pro va a cotizar el año que viene cuando haya que ir a las urnas por el hecho mismo de que la gente quiere cambios.

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