Puerto Iguazú dijo presente en una travesía de fe, naturaleza y resistencia

 Puerto Iguazú dijo presente en una travesía de fe, naturaleza y resistencia

 

La ciudad de Foz de Iguazú fue nuevamente el punto de partida de una experiencia que combina espiritualidad, naturaleza y esfuerzo físico: la 22ª edición de la caminata de 85 kilómetros hasta el Morro da Salete, en Brasil. La travesía, organizada por el grupo “Gato do Mato”, reunió a cerca de 90 caminantes que durante dos días y medio recorrieron senderos rurales y bordes del Parque Nacional Iguazú, del lado brasileño.

Entre los participantes se destacaron representantes de Puerto Iguazú: Ana González, Fernanda Spallanzani, Silvia Elena Gutiérrez Allou y Mario Antonowicz, quienes portaron la bandera de la ciudad en este desafiante recorrido.

La caminata comenzó frente al supermercado Consalter, sobre la avenida Felipe Wandscheer, donde los participantes compartieron un desayuno de camaradería. Posteriormente, realizaron una oración comunitaria antes de iniciar la primera etapa de 27 kilómetros, marcada por la expectativa y el entusiasmo.

La segunda jornada, considerada la más exigente, se extendió por 35 kilómetros a lo largo de caminos cerrados que bordean el Parque Nacional Iguazú y zonas rurales de distintos municipios del sur brasileño. Los participantes cargaron sus pertenencias personales —ropa, calzado y carpas para acampar—, aunque contaron con el apoyo de un camión contratado por la organización que trasladó los elementos más pesados hasta los puntos de descanso. El trayecto culminó en Serranópolis, localidad atravesada en el pasado por la polémica “Estrada do Colono”. Allí, entre las 15 y 16 horas, los caminantes arribaron exhaustos al punto de descanso tras una jornada de gran desgaste físico.

El último día, más corto pero cargado de emoción, comenzó a las 7 de la mañana con un recorrido de 17 kilómetros hasta la base del Morro da Salete. Una vez reunidos todos los participantes, ascendieron en conjunto hasta la capilla ubicada en la cima del cerro, donde muchos agradecieron haber completado la travesía. Tras el descenso, compartieron un almuerzo comunitario de despedida que cerró con calidez y fraternidad esta experiencia única.

La caminata al Morro da Salete no es solo un desafío físico: es un encuentro con la naturaleza, un camino de fe y una oportunidad para estrechar lazos entre comunidades. Los representantes de Puerto Iguazú fueron parte activa de esta experiencia, dejando en alto el espíritu de participación y esfuerzo de la ciudad. Con el paso de los años, esta travesía se consolida como una de las actividades más significativas de integración regional y espiritualidad compartida en la triple frontera.

Quienes estén interesados en participar pueden obtener más información en el grupo de Facebook “Trekking Foz – Grupo Gato do Mato” en este enlace.

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