Puente de la Amistad cumple 60 años con homenaje artístico y refuerzo a la integración entre Brasil y Paraguay

En las últimas seis décadas, el paso internacional se ha convertido en un símbolo de amistad entre los pueblos de la región.
El puente Internacional de la amistad, ubicada en Foz do Iguaçu, celebrará el próximo 27 de marzo (jueves) sus seis décadas de historia, consolidándose como uno de los principales emblemas de la integración entre Brasil y Paraguay. Desde su inauguración en 1965, la estructura sobre el río Paraná ha sido fundamental para el flujo económico, cultural y gastronómico de la región.
La construcción de la puente, iniciada en 1956 y finalizada nueve años después, representó un notable logro de la ingeniería brasileña de las décadas de 1950 y 1960. Con un arco de hormigón innovador para su tiempo, la obra permitió la navegación continua del río Paraná incluso durante las crecidas. Aproximadamente 40 mil vehículos y 100 mil personas cruzan la estructura diariamente, desempeñando un papel clave en el comercio y el turismo de la Triple Frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina.
Desafíos y construcción
El puente fue una de las obras de ingeniería más desafiantes de su época. Las variaciones del río Paraná y su navegación fueron solo algunos de los obstáculos que los ingenieros debieron superar. El gran arco de la estructura no es solo un elemento arquitectónico; su diseño permitió que la navegación fluvial no se interrumpiera, incluso en periodos de crecida.
La construcción del puente también demandó una gran cantidad de mano de obra. Al igual que en el Parque Nacional y, más tarde, en la represa de Itaipú, se establecieron pequeñas villas para albergar a los trabajadores y sus familias. La comunidad que se formó alrededor del proyecto dio origen a nuevas dinámicas de integración social y económica en la región.
Integración y amistad
A lo largo de estos 60 años, el puente ha trascendido su función estructural para convertirse en un verdadero símbolo de unidad entre los pueblos de la región, hogar de más de 80 etnias diferentes. Cada día, personas de diversas culturas, colores y acentos cruzan la frontera en busca de oportunidades de empleo y sustento.
Construida gracias a la colaboración entre brasileños y paraguayos, la estructura se convirtió en un referente arquitectónico de su época. Llegó a ostentar el título del arco de hormigón más grande del mundo, con una luz de 70 metros de altura que permite el paso de embarcaciones. En su momento más intenso de construcción, en 1959, la obra contó con más de mil trabajadores, muchos de los cuales se establecieron en la región después de su finalización.
Mural conmemorativo por los 60 años
Para celebrar las seis décadas del de la amistad, se está realizando un mural especial en la entrada del lado brasileño. La obra, a cargo del artista Igor Izy, comenzó a pintarse en febrero y tendrá una extensión de 117 metros de largo por 2,4 metros de altura.
El proyecto es una iniciativa de la Secretaría Municipal de Turismo, la Receita Federal y el Proyecto Onças do Iguaçu, con el apoyo de la Asociación Comercial y Empresarial de Foz do Iguaçu (Acifi), Dreams Eco Park, Visit Iguassu, Belmond Hotel das Cataratas, Wonder Park Foz y LetsGo Travel.
El mural representará elementos icónicos de la región, como los yaguaretés del Parque Nacional do Iguaçu, las Cataratas del Iguazú y la Represa de Itaipú. Además, destacará la diversidad cultural de Foz do Iguaçu, subrayando los lazos multiculturales que definen la identidad de esta frontera.
Más allá de ser una conexión física, el puente simboliza la unión de los pueblos de la región. Durante 60 años, ha sido un punto de encuentro para la diversidad cultural, el intercambio comercial y las oportunidades, fortaleciendo los vínculos históricos entre brasileños y paraguayos.
diariodefoz