¿Por qué este año es bisiesto y por qué le agregamos un día al calendario?
Bisiesto es un término que deriva del vocablo latino bisextus. El concepto se emplea para hacer referencia a aquel año que tiene 366 días; es decir, un día adicional respecto a los años comunes. Dicha jornada extra se agrega al mes de febrero, que en estos casos cuenta con 29 días en lugar de 28.
Cabe recordar que un año es un periodo de tiempo que tiene una extensión de doce meses. De acuerdo al calendario gregoriano, cada año comienza el día 1 de enero y finaliza el 31 de diciembre. Tras el mes de enero llega febrero y luego se suceden los meses de marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre, hasta llegar finalmente a diciembre.
Estos doce meses suman habitualmente 365 días, que es la cantidad de días que tiene un año. Los años bisiestos son casos particulares: febrero, que suele tener 28 días, pasa a tener 29. Así los años bisiestos totalizan 366 días. Este 2020 es año bisiesto, es decir que en lugar de tener 365 días tiene 366.
¿Por qué se añade un día al año bisiesto? La explicación se encuentra en la diferencia existente entre el año calendario y el año trópico (tal como se conoce al tiempo que demora el planeta Tierra en completar su órbita alrededor del sol).
La duración del año trópico es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos. El desfase entre dicha duración y los 365 días del año calendario se supera agregando, cada cuatro años, un día al año calendario (que equivale al tiempo no contabilizado del año trópico). Por eso cada cuatro años hay un año bisiesto: 2024, por ejemplo, es año bisiesto de la misma forma que lo fue 2020 y que lo serán 2028 y 2032.
El desfase natural está producido por la revolución no sincrónica de la Tierra, que tarda exactamente 365,242198 días en girar alrededor del sol. Si no existiese este día el desfase acumulado haría que las estaciones cambiasen de fecha a lo largo del tiempo.
¿Y los que nacieron un 29 de febrero?
Los nacidos el 29 de febrero celebran su cumpleaños oficialmente el 28 de febrero en los años no bisiestos.
Por qué existen los años bisiestos
El calendario depende del movimiento que la Tierra realiza alrededor del Sol: rota 365,24219 veces durante una órbita completa alrededor del astro, por tanto un año dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, no 365.
El emperador Julio César fue el ideólogo del año bisiesto. Si cada año nosotros contamos esos 365 días, perdemos esas 5 horas que deberemos recuperar. Durante tres años contamos esos 365 y al cuarto recuperamos el día que falta.
Si no sumáramos un día completo cada cuatro años, las estaciones acabarían descompasadas del calendario, de tal manera que después de unos 700 años, en el hemisferio norte la Navidad caería en mitad del verano. Al revés, en el hemisferio sur.
Fue en el año 44 antes de Cristo, al adaptarse al calendario juliano -basado en el movimiento del Sol-, cuando los años pasaron a tener 365 días, divididos en doce meses de 30 o 31 días salvo febrero, con 28.
Siendo conscientes los romanos de que los 365 días no eran un cálculo exacto, cada cuatro años añadían un día más al calendario.
Posteriormente, en el año 1582, el calendario gregoriano (promovido por el papa Gregorio XIII) sustituyó al juliano y ajustó un poco más el desfase que todavía existía con el calendario juliano añadiendo excepciones a los años bisiestos: no lo serán los años múltiplos de 100, salvo si son también divisibles por 400.
Por este motivo, el año 1900, que debería haber sido año bisiesto, no lo fue (es múltiplo de 100 y no es divisible por 400). Y el año 2000, que es múltiplo de 100, pero también es divisible por 400, sí que lo fue. Del mismo modo, los años 2100 y 2200 no serán años bisiestos.
Los años actualmente tienen 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos. Pese a este ajuste todavía se acumula un desfase de unos segundos, con lo que para que se acumule un día de error tendrán que pasar más de 3.200 años.
Fuente: Primera Edición