A favor de la declaración votaron 132 países, como Estados Unidos, Alemania e Italia. El único voto en contra fue el de Argentina, mientras que hubo seis abstenciones: Francia, Bulgaria, Lituania, Mali, Rumania y Eslovaquia.
La resolución que se votó tiene 16 carillas y destaca la importancia de promover y tratar los objetivos de Naciones Unidas sobre pueblos indígenas.
Apunta a lograr la cooperación internacional para garantizar los derechos de las comunidades a conservar sus instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, además de su derecho a participar de manera plena -en caso que lo deseen- de la vida política, social y económica del Estado.
A lo largo de 59 puntos, la resolución incluye un compromiso a crear conciencia «del hecho de que muchos Pueblos Indígenas no hablan ninguno de los idiomas oficiales de las Naciones Unidas», entre otras cuestiones.
La decisión no tardó en generar rechazo entre diplomáticos de la Argentina.
«En la primera votación del nuevo canciller de la nación, Argentina fue el único país de la ONU que voto en contra de una resolución sobre derechos de los pueblos indígenas. Con 185 votos a favor, 6 abstenciones y una ausencia, nos opusimos a proteger las comunidades originarias», escribió en X el ex canciller Felipe Solá.
Daniel Sabsay, abogado constitucionalista, escribió en X: «Argentina fue el único país de la ONU que votó una resolución en contra de los derechos de los pueblos indígenas. Sin palabras».