Pericia psicológica descarta inimputabilidad y el juez se encamina a resolver la prisión preventiva por el femicidio de Elvira Medina en Puerto Esperanza
Un informe psicológico incorporado al expediente determinó que el imputado Andrés Darío Garcete comprende la criminalidad de sus actos. Con este resultado, el Juzgado de Instrucción 3 continúa reuniendo pruebas para resolver su situación procesal.
La investigación por el femicidio de la enfermera Elvira Irene Medina (61), ocurrido el 26 de septiembre en Puerto Esperanza, sumó un elemento central: la pericia psicológica realizada al único imputado, Andrés Darío Garcete (45), determinó que el detenido no presenta indicadores que lo coloquen fuera de la capacidad de ser juzgado. Con esa conclusión, la causa —a cargo del juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Martín Brites— avanza hacia el dictado de la prisión preventiva.

El estudio profesional estableció que Garcete no evidencia de fenómenos alucinatorios, ni “ideas delirantes”, ni signos compatibles con un pensamiento de tipo mágico. Además, los peritos concluyeron que el imputado conserva la aptitud para comprender y conducir sus actos y para adecuarse a las normas vigentes. Ese informe fue incorporado formalmente al expediente y se transformó en una pieza relevante para la etapa procesal que se aproxima.
Mientras tanto, el imputado —acusado de homicidio agravado por mediar violencia de género, figura que contempla prisión perpetua— declaró ante el magistrado que no recuerda lo sucedido. Garcete dijo haber consumido crack durante al menos 72 horas antes del hecho y sostuvo que solo recuerda fragmentos del día. También negó saber quién atacó a la víctima o cómo su cuerpo llegó al terreno baldío donde fue hallado.

Según consta en la causa, Medina fue asesinada a golpes y su cuerpo apareció boca abajo en un predio lindante a la vivienda donde cuidaba al padre del sospechoso, en el barrio Villa Nueva. Los informes preliminares de la autopsia consignaron “traumatismos graves en el rostro”, fracturas en la zona craneal y lesiones cervicales compatibles con una golpiza. En la casa del imputado, la Policía secuestró elementos con posibles manchas de sangre, entre ellos un trofeo de fútbol.
La secuencia comenzó cuando la hija de Medina advirtió que su madre no regresaba de una visita laboral programada. Tras varios intentos de comunicación, acudió a la comisaría para pedir ayuda. La búsqueda se activó luego y, ya por la noche, familiares ingresaron al inmueble del empleador antes de la llegada policial. Al entrevistarse con Garcete, los agentes observaron nerviosismo y heridas compatibles con rasguños, lo que motivó el pedido de una orden judicial para inspeccionar el lugar.

En el exterior, al revisar el baldío contiguo con linternas, encontraron el cuerpo de la enfermera. La familia, luego, cuestionó la demora inicial en la respuesta policial.
Medina era madre de ocho hijos y trabajaba como cuidadora domiciliaria y aplicadora de inyectables. Según su entorno, había dedicado gran parte de su vida laboral al cuidado de adultos mayores y a tareas vinculadas a la salud.
A la espera del análisis integral de la autopsia y de nuevas diligencias periciales, el juez Brites mantiene detenido a Garcete y continuará evaluando los elementos reunidos para resolver la solicitud de prisión preventiva.
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