La bajante del Río Paraná dejó al descubierto la malla de contención del Túnel Subfluvial que une Entre Ríos y Santa Fe
Se trata de la malla que recubre el túnel que une Paraná y Santa Fe; advierten a la gente sobre el peligro de caminar por encima de ella.
La bajante histórica del Río Paraná en todo su curso, pero especialmente en el medio e inferior (región Litoral), provoca situaciones que en algunos casos parecen inéditas para los pobladores de las provincias afectadas, como Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe.
Una de esas es la del Túnel Subfluvial “Uranga-Sylestre Begnis, que une Paraná con Santa Fe, inaugurado el 13 de diciembre de 1969. La sostenida bajante dejó al descubierto -y a la vista de todos- la malla de contención que cubre su estructura.
Augusto Cortés, director técnico del enlace, explicó que la cubierta protectora que asoma sobre el Río tiene una extensión de 900 metros sobre el ducto principal que está a 12 metros de profundidad. Y aseguró que “no hay riesgo que por la bajante histórica el túnel se vea afectado. Tampoco hay peligro para la navegación comercial porque las barcazas saben de la presencia y están anunciados para que tengan un canal de navegación seguro”.
En cambio, en embarcaciones de recreación o de pesca se puede generar “algún inconveniente” ante algún desprevenido e incluso con algunos imprudentes que se acercan para caminar sobre la malla. “No se debe hacer, se pueden lastimar. La gente no se debe acercar”, fue la recomendación por la cubierta que asoma sobre el Paraná como el lomo de una extraña ballena.
Se trata de las tres capas de resina poliéster reforzadas con lana de vidrio diseñadas para impermeabilizar la estructura de tubos de cemento, canto rodado y hierro.
Este agregado al túnel fue colocado a posteriori de la crecida de 1982. “Hoy se aprecia un comportamiento adecuado de las cubiertas protectoras y no se identificaron anomalías en la distribución del flujo, prevaleciendo las condiciones de seguridad para la obra, dentro de un escenario hidrológico de aguas bajas”, se dijo ante una consulta de este diario.
Luego, en un comunicado oficial se aseguró: “Queremos transmitirle seguridad a los usuarios, ya que en el lugar donde hoy se hace visible la manta, hay entre 12 y 18 metros de tierra por encima del viaducto; y la misma se colocó para evitar inconvenientes durante las crecientes extraordinarias del río, con permanencia de 9 a 10 meses. Es en estos casos cuando el nivel de agua se vuelve riesgoso”, puntualizó el ente.
Cortés explicó que “se monitorea el comportamiento de la defensa; lo hacemos cada 15 días con lanchas y equipos propios que chequean la manta”. Y detalló que bajo el agua marrón existe “una vida propia del túnel con un movimiento que se da” y esa acción se vuelve riesgosa cuando el Paraná supera los 6 metros de altura, la contracara del problema actual.
Corrientes: lo peor en 120 años
Por otra parte, el río Paraná muestra en Corrientes una bajante extrema que acerca el registro actual al peor promedio mensual en 120 años, según informó la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).
La compañía hidroeléctrica, ubicada en la ciudad correntina de Ituzaingó, indicó que en lo que va de junio, el caudal afluente promedio es de 6.200 metros cúbicos por segundo. “Para tomar una referencia, el caudal afluente promedio para el mismo mes de la serie 1901-2020 es 12.625 metros cúbicos por segundo”, comparó la empresa y subrayó: “queda claro entonces el carácter del déficit hídrico existente”.
En ese sentido, el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (Icaa) emitió un comunicado en el que precisó que “el río Paraná se acerca al registro histórico mínimo”, basado en datos del Instituto Nacional del Agua (INA).
Tanto la EBY como el Icaa coincidieron en señalar que no hay pronósticos de repunte en lo inmediato, dada la escasez de lluvias en las cuencas de aporte al río Paraná en los próximos días.
De hecho, Yacyretá advirtió en el comunicado que “en función de la persistencia de la actual condición climática imperante en la cuenca de aporte, y a los resultados de los escenarios planteados por los centros climáticos de referencia, visualiza como situación muy probable la profundización de la bajante del río Paraná”.
Julio, un mes crítico
En tanto, el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA) publicó el informe donde indicó que todo indica que la bajante del río Paraná se ubicará en registros históricos de 1.944 y 1.969.
El INA espera que el 6 de julio el Paraná tenga una altura próxima a los -28 centímetros en la capital entrerriana y que pueda llegar a los 40 centímetros por debajo del cero. Un pronóstico similar evaluó para Santa Fe capital, cuyo hidrómetro del dique 2 se estacionó el domingo pasado en 0,22 metros.
“La tendencia descendente continuará en las semanas subsiguientes”, confirmó el INA, y señaló que “no se espera una mejora sensible en los próximos meses con julio especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo urbano”.
El caudal que ingresa al tramo argentino del río Paraná es “un 40% el valor promedio de junio de los últimos 25 años”, al igual que en el delta del Paraná, donde el caudal registra “fuertes descensos que acentúan la condición de aguas bajas”, al menos “hasta el 31 de agosto”, agregó el organismo.
En consecuencia, el escenario seguirá siendo de aguas extremadamente bajas. La perspectiva climática actualizado al 30 septiembre es desfavorable.
Fuente: LaNación