Si bien son erróneamente llamados panteras negras, no pertenecen a una especie distinta. Su color se debe a un exceso de pigmentación en la piel debido a una mutación en el gen MC1R que controla la melanina.
Yaguareté, chita, leopardo, ¡pantera! Cuántos felinos tan parecidos se nos cruzan en la escuela, luego tal vez en algún zoológico o, más recientemente, en documentales o redes sociales. Porque, en vivo y en directo, casi no se dejan ver.
En nuestro planeta hay entre 38 y 43 especies de felinos silvestres (según la fuente), distribuidas por los cinco continentes, con la excepción de los polos. Sin embargo, hay una de ellas que ha cautivado al hombre desde siempre: la pantera negra.
Un estrecho pariente del yaguareté es el leopardo (Panthera pardus), un felino de amplia distribución que vive en gran parte de África al sur del desierto del Sahara y en Asia meridional. Este animal, como nuestro tigre criollo, presenta un llamativo pelaje amarillento sobre el que destacan numerosas manchas negras.
Si bien el nombre más extendido para esta especie es leopardo, en la India se lo conoce habitualmente como “pantera”.
Muchas especies de felinos silvestres que habitualmente tienen pelaje manchado presentan ocasionalmente, en menor cantidad, versiones más oscuras, muchas veces casi totalmente negras.
Y el leopardo es justamente una de estas especies, pues cada tanto aparece algún individuo totalmente negro al que se conoce como pantera negra.
Misma especie
Sin embargo, las panteras negras o leopardos negros no son una especie distinta, se trata de la misma especie con características diferentes, es decir que cuando hablamos de panteras, estamos, simplemente, hablando de leopardos, pues son dos nombres para referirnos a la misma especie.
El nombre pantera negra se popularizó a raíz de la obra de Rudyard Kipling, “El Libro de la Selva”, publicada en 1894, donde uno de los personajes es una pantera negra llamada “Bagheera”, así como de las diversas películas que se hicieron posteriormente basándose en el mismo.
La causa del color
Como dijimos, la aparición de ejemplares muy oscuros o directamente negros se da en distintas especies de felinos manchados del mundo, como por ejemplo, en los americanos gato montés (Leopardus geoffroyi), tirica (Leopardus guttulus) y margay (Leopardus wiedii), en el africano serval (Leptailurus serval) y en nuestros queridos yaguaretés. Sí, existen yaguaretés con pelaje totalmente negro.
Y, como bien supondrá quien lee, es a estos ejemplares oscuros a los que se los suele llamar popularmente -erróneamente- panteras negras.
Aunque no es más que melanismo, un exceso de pigmentación en la piel debido a una mutación en el gen MC1R que controla la melanina, es decir, el color negro.
La acumulación excesiva de la melanina da como resultado una coloración más oscura en el animal, que ennegrece la piel (total o parcialmente) y reduce u oculta los patrones de coloración típicos de la especie, en este caso, las manchas.
Esta condición no es exclusiva de los felinos manchados, pues puede registrarse en muchos otros grupos de animales (peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos).
El opuesto al melanismo es el albinismo, donde la ausencia de melanina ocasiona un color blanco en el pelaje y rosado en ojos y piel.
Bien vale indicar que no existen ejemplares de yaguareté albinos documentados, no sólo para Argentina, sino en el mundo.
Hermanos manchados y negros
Así entonces, sabiendo ahora que el melanismo es algo natural entre los felinos manchados, podemos observar que, en una misma camada, una madre yaguareté (manchada ella), puede dar a luz cachorros con pelaje manchado igual al suyo y/o negros (melánicos) y viceversa.
“Yo vi una pantera negra”
No es poco frecuente escuchar comentarios de gente de campo, de alguien que atravesaba un monte o que circulaba por una ruta y jura y perjura que vio una pantera negra.
Ahora ya sabemos que, en caso de ser así, lo que vio fue un yaguareté melánico (pues las panteras o leopardos negros no viven en América).
Sin embargo, debemos mencionar que hasta el día de hoy no existen registros documentados de la existencia de yaguaretés melánicos en la Argentina.
Esto no significa que no los haya, nos referimos a que no se han logrado ni fotos ni videos con cámaras trampa ni mediante otro medio y que tampoco se han encontrado ejemplares muertos (ya sea de forma natural, cazados, atropellados, etc.) que tengan este patrón oscuro de pelaje.
El puma (Puma concolor), felino de tamaño más cercano al yaguareté que al resto, no tiene esta característica de presentar pelaje negro.
Así que ya sabemos, si tenemos la fortuna de cruzarnos con una “pantera negra”, estaremos ante el primer yaguareté melánico o yaguareté hú (llamado así por el pueblo guaraní) citado para nuestro país.
* Por Norberto Ángel Nigro y Nicolás Lodeiro Ocampo, de la Red Yaguareté.