El enojo de Alberto Fernández con Matías Kulfas y el pedido de los K: “Ni a una embajada ni a un municipio”

 El enojo de Alberto Fernández con Matías Kulfas y el pedido de los K: “Ni a una embajada ni a un municipio”

El Presidente se enteró por los medios del contenido explosivo de la carta de renuncia y en su entorno admiten malestar y justifican la desmentida de Cerruti. El mensaje que hizo llegar Cristina.

«Ni a una embajada ni a trabajar con un intendente«. En la decena de reuniones que mantuvo Alberto Fernández desde que se desató el escándalo entre Cristina Kirchner y Matías Kulfas, un interlocutor de su confianza pero también del Instituto Patria trasladó la satisfacción por la decisión que tomó al pedirle la renuncia al ministro de Desarrollo Productivo. Pero también dejó en claro que, hacia adelante, la vicepresidenta objetará cualquier designación de quien fuera, hasta el sábado, uno de los cinco funcionarios más influyentes para el Presidente.

La referencia a la embajada tiene que ver con que es el Senado donde se convalida -o no- un nombramiento diplomático. Y nada ocurre sin el consentimiento de la vicepresidenta. Le pasó, por ejemplo, a la ex ministra de Justicia, Marcela Losardo, quien tras dejar su cargo en medio de duros cruces con el kirchnerismo duro, debió esperar varios meses que la Cámara alta, donde Cristina hace y deshace sin consultarle al Ejecutivo, aprobara su pliego como representante ante la Unesco, el cargo «consuelo» que el jefe de Estado le ofrendó como señal de respaldo tras zanjar la interna atendiendo el reclamo K. Si Losardo, que se fue en silencio y sin confrontar públicamente, tuvo que esperar, para Kulfas asoma imposible. 

Se sabe, la furia de Cristina con Kulfas no arrancó con la difusión entre los periodistas de ese filoso punteo en off que a todas luces partió desde Desarrollo Productivo para contrarrestar los dardos que lanzó en Tecnópolis, cuando le reclamó al Presidente que «use la lapicera» y le exija a la empresa Techint que «traiga su producción a la Argentina». Para la vice, Kulfas era uno de los «funcionarios que no funcionan», como planteó en diciembre de 2020, mucho antes de que señalara a los funcionarios K del área de Energía.

Lo aceptó a regañadientes, porque fue uno de los primeros nombres que propuso Alberto F, cuando comenzó a delinear el Gabinete, tras las PASO 2019. Pero nunca le perdonó la autoría de «Los tres kirchnerismos«, un libro que escribió durante el macrismo como «balance» de los gobiernos de Néstor y Cristina pero que contiene duras críticas y es corrosivo para los K.

A todo esto se sumaron las diferencias conceptuales en la gestión y una tensión constante con los funcionarios que responden a La Cámpora. El ministro también era apuntado por su perfil dialoguista con los sectores de poder. Por su buena sintonía con algunos medios de comunicación no oficialistas también se lo acusaba de montar operaciones. De ahí que el sábado la vicepresidenta autorizó a los «energéticos» a responder a ese off y luego lo validó vía Twitter.

La forma en la que se concretó su salida terminó por sentenciar su suerte hacia adelante en el Frente de Todos. En el acotado universo de dirigentes de confianza de la vice aseguran que ya dejó saber que no validará un nombramiento en el exterior y que seguirá de cerca que no sea nombrado en municipios gobernados por el PJ, un bloqueo que, por ejemplo, en 2016 ejecutó sobre el ex vicepresidente Amado Boudou. «¡Ni como asesor! Dijo barbaridades y las sigue diciendo», respondió una fuente confiable a Clarín, horas después de la carta de renuncia de Kulfas, donde reafirma todo lo expuesto en el off y apunta contra Cristina por el «internismo exasperante” que lideró contra el Presidente y los “subsidios nefastos» que impuso.

Sin demasiado margen, al Presidente no le quedó otra opción que validar que la portavoz Gabriela Cerruti saliera a rechazar el contenido de los dichos de Kulfas. En especial porque deja asentado en un documento público las sospechas de corrupción que vierte sobre los funcionarios K por haber trazado, supuestamente, una licitación a medida.

Pero la forma tampoco ayudó. Fernández, tras recibirlo en su despacho, una vez más se enteró por los medios de comunicación del detalle de la carta. «Alberto está muy enojado. Estuvo con él y no le anticipó nada: lo expuso demasiado«, afirman cerca suyo. Es que el jefe de Estado, más allá de que no necesitaba que la novela sumara un capítulo más, sin saberlo se vio involucrado en la movida: con el ministro todavía en Casa Rosada, la filtración de la nota subida al sistema GDE (expediente electrónico) surgió desde Desarrollo Productivo.

Fernández no esquivó el tema en el brindis con los periodistas y admitió su fastidio. “No me gusta lo que piensa, no comparto lo que hizo y por eso tomé la decisión que tomé”, indicó.

Antes, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, había cruzado a su ex compañero de Gabinete.

«Lo que me contaron de la carta no me satisface. Es peor todavía (que el off) porque si en algún momento fui convocado por un Presidente porque soy de su circulo íntimo y pasan esas cosas o por otra razón el Presidente necesita prescindir de vos, me parece que hay un respeto previo», dijo en Radio Con Vos.

Con todo, en la tropa albertista se dividen entre quienes apoyan a Kulfas porque se va «sin renunciar a sus convicciones» y «dijo lo que muchos pensamos» y otros que le reprochan la falta de cintura y que no colaboró con Fernández para cerrar el capítulo: «Ya había hecho una de más y ahora hizo otra que nos compromete a todos», enfatizan, en relación a cómo puede seguir el vínculo con los K.

En esa misma línea, una fuente que no se mostró enojada con el ahora ex ministro razonó: «Se entiende su bronca, pero se fue al carajo«. «Le faltó política. Cometió todos errores producto de juntar bronca durante dos años. Lo atacaron y pidieron su cabeza sistemáticamente», agregó.

«Lamento mucho lo que pasó. Matías se equivocó y Alberto hizo lo correcto«, relativiza otra primera línea de Fernández.

Con el viaje a la Cumbre de las Américas, el Presidente busca ahora dar vuelta la página y salir por arriba de una nueva crisis en su administración. «Kulfas es un tema terminado», replican desde los principales despachos oficiales. Juran que no va a ser designado en otra área. «El tampoco pidió ir a ningún lado», aclaran. Se verá.

Clarín

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