Desde Ottawa, la capital bilingüe de Canadá: historia, cultura y tradiciones en cada rincón
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La ciudad de Ottawa, capital de Canadá, sorprende por su equilibrio entre modernidad, historia y multiculturalismo. Pero hay un rasgo que la define con claridad: su marcada identidad bilingüe, que se vive y se escucha a cada paso. Aquí conviven de manera oficial y cotidiana los dos idiomas del país: inglés y francés, reflejo de su rica herencia cultural.
Ottawa se encuentra en una ubicación estratégica que también simboliza esta dualidad: al cruzar el río Ottawa, se deja atrás la provincia de Ontario —de mayoría angloparlante— y se ingresa a Quebec, donde el francés es la lengua predominante. Esa frontera fluida entre dos culturas hace de la ciudad un punto de encuentro único dentro del país.
Uno de los lugares más emblemáticos que visitamos es el Museo Canadiense de Historia, una joya arquitectónica diseñada por Douglas Cárdenas, un arquitecto de origen indígena que, a sus 92 años, dejó su impronta con una obra que recuerda el estilo de grandes figuras como Clorindo Testa en Argentina, Oscar Niemeyer en Brasil o Antoni Gaudí en Barcelona. Las formas ondulantes, los espacios orgánicos y la integración con la naturaleza hacen del museo una experiencia sensorial y simbólica.
Otro punto imperdible en la agenda de cualquier visitante es el Cambio de Guardia en el Parlamento, una ceremonia cargada de simbolismo. Canadá es una monarquía parlamentaria, con un Primer Ministro como jefe de gobierno y un Parlamento que cumple funciones esenciales. Cada día, la bandera nacional se iza y se reemplaza como parte del protocolo oficial. Existe un registro para quienes desean recibir una de estas banderas utilizadas en el acto: algunos ciudadanos llevan más de 20 años esperando que les toque el honor.
Ottawa no solo es el centro político del país, sino también un faro cultural que refleja la diversidad y la historia de Canadá. Desde sus museos hasta sus ceremonias diarias, cada rincón invita a conocer más sobre una nación construida sobre el respeto a las lenguas, a las culturas originarias y a las instituciones democráticas.
Seguimos recorriendo este fascinante país desde sus ciudades más emblemáticas.
