La madre de un menor de 13 años denunció que su hijo fue agredido y presuntamente dopado por otros dos alumnos en el baño del colegio Santa Catalina de Posadas.
La mujer relató que el pasado martes su hijo acudió a dicho establecimiento educativo como lo hace habitualmente e ingresó a las 13.20 (allí cursa primer año del secundario).
A las 16.30 recibió un llamado telefónico dando cuenta que su hijo estaba descompuesto en el claustro escolar. En forma inmediata se dirigió al lugar y se topó con el peor escenario.
“Me llamó una mujer que hasta ahora no sé, quizás porque yo estaba muy nerviosa, si era maestra o directiva del colegio informando que mi hijo se sentía muy mal, que estaba mareado y que tenía 38 de fiebre y 16 casi 17 de presión. Me pareció raro que un chico de 13 años que no tiene antecedentes de presión alta y tampoco sufrió de ese problema justamente ahora tenga esa presión, además muy raro que no llamaron a una ambulancia porque para eso pago el seguro, pero igualmente fui lo más rápido posible. Cuando llegué noté algo raro en su mirada. Como perdido, muy extraño. Me dijeron ‘llévele a su casa a descansar porque debe ser cansancio’. Le dije a la docente que me recibió que me lo llevaba urgente al hospital, y me miró sorprendida. Ni siquiera me ayudaron a llevar a mi hijo al auto y era evidente que él no tenía movilidad en las piernas. Cuando llegamos a la guardia del hospital él deliraba. Una enfermera me dijo ‘pero señora, a su hijo le dieron algo’”.
Hubo amenazas previas
Según le relató el adolescente a su madre antes de perder el conocimiento en el hospital, esa tarde acompañó al baño a un compañero que estaba muy mal del estómago.
La práctica de que los alumnos de cursos inferiores no van solos al baño “es debido a las constantes amenazas que sufren por parte de algunos alumnos que serían de tercer y cuarto año”, explicó la mujer. En esas circunstancias a su hijo “dos chicos de tercero y cuarto año lo golpearon en la cabeza con un objeto contundente que puede ser una llave o candado”, relató.
“Luego uno de los agresores le ofreció agua en una botella, y pese a que no quiso tomar lo obligaron a ingerir el líquido, que sería de color azul. Inclusive vomitaba y le decían tragá, tragá. A esa altura estaba muy mareado y apenas pudo identificar a uno de los agresores”, explicó la progenitora en base a los dichos de su hijo.
Hasta anoche el menor continuaba internado y mientras tanto la policía ya fue notificada de lo sucedido y aguardaban la denuncia formal. Desde el colegio le dijeron a la familia que “activarán el protocolo para estos casos”.
Primera edición