Debido a la regulación horaria para cargar combustible en Pto. Iguazú, los extranjeros generan largas filas en la aduana en determinados horarios que afecta a la gastronomía local
«Una persona que viene a almorzar, cenar, tomar otros servicios o alojarse en un hotel de la ciudad de Iguazú no va a esperar 3 o 4 horas para cruzar la aduana y se vuelve a su hogar, eso genera que muchas personas comuniquen la cancelación de las reservas», así lo expresó Jorge Antonio Empresario Gastronómico, en comunicación con Radio Yguazú Misiones.
Asimismo, sostuvo que «la frontera tiene esa situación en donde el paso fronterizo es uno sólo, un embudo, es por donde cruzan todos más allá de la motivación: el que viene a realizar turismo, compras, al hospital, a visitar a un pariente, a cargar combustible y lamentablemente termina siendo una barrera que como todos sabemos en cierto punto beneficia a un sector y perjudica a otro. Sabíamos que esto podía suceder por la diferencia cambiaria».
Y agregó que «no es una queja sino que se trata de un análisis de la situación en donde la fila de la aduana es el menor de los problemas porque estamos frente a un rebrote del virus (Covid-19) de consecuencias impensadas pero ratificando acerca de las largas filas en la aduana lógicamente una persona que viene a almorzar, cenar, tomar otros servicios o alojarse en un hotel no va a esperar 3 o 4 horas para cruzar la aduana y se vuelve a su hogar, eso genera que muchas personas comuniquen la cancelación de las reservas».
«No me atrevo a esbozar ninguna teoría porque me voy a equivocar, uno por allí tiene alguna sensación pero la realidad después toma caminos inesperados. La solución siempre ha sido que tengamos un paso de fronteras amplio con un cantidad de casillas importantes, personal asignado en las mejores condiciones laborales que se les pueda brindar con la rotación y tecnología que haga falta, entonces si en lugar de tener 5 casillas tenes 20, estas cuestiones por allí se ven minimizadas», añadió Antonio.
En cuanto a lo sanitario, mencionó que «no hay pos pandemia, estamos en el medio de una pandemia de dimensiones desconocidas con consecuencias impredecibles y que lejos de terminar está generando que haya cinco o seis mil vuelos que no puedan operar porque se enfermó el personal que tiene que acompañar al viajero en el avión, o el que está en la torre de control, entre otros y eso es visible pero imagínate que nos sucede en todas las actividades. Más allá de que no haya un cierre formal de la actividad, estamos ante una situación donde hay un cierre mandatorio a propósito de que la gente se te enferma y no puede ir a trabajar».
Por otro lado, remarcó que «seguimos navegando en la niebla, nos parece que salimos de la pandemia pero es así, no hay que confinarse, hay medidas que son simples como el barbijo, uso del alcohol en gel, distanciamiento social que no debemos abandonar. La prevención es válida, necesaria, funciona y hay que continuar inmunizándose».
«Más allá de lo que uno o las autoridades dispongan como la restricción de actividades o no, hay un cierre no declarado pero real que se da en la práctica porque vos tenes que parar la operación de tu comercio porque la gente no puede ir a trabajar, debido a enfermarse por el virus».
Para finalizar, sostuvo que «no estamos preparados para un retroceso de fase, no habrá forma de resistir a un nuevo cierre porque la mayoría de las empresas que hoy están operando normalmente con su gente, servicios, infraestructura, lo han hecho a costa de deudas que deben abonar en meses, han regularizado deudas con el sindicato y con los bancos porque han tomado créditos para sostener toda la estructura».