Caso Vilma: a la espera del fallo, las hipótesis trazadas por la fiscalía y la defensa

 Caso Vilma: a la espera del fallo, las hipótesis trazadas por la fiscalía y la defensa

Para el fiscal Rodríguez, el soldado Villar fue el autor del hecho y actuó con sadismo. El defensor Sebastián Benítez planteó una tesis alternativa con otros dos posibles sospechosos.

El último miércoles, los integrantes del Tribunal Penal Uno de Eldorado se llevaron una pila de anotaciones con los elementos vertidos por cada una de las partes intervinientes en el debate oral contra el ex soldado Carlos Luis Leandro Villar (21), imputado por el femicidio de Vilma Mercado (19). La certeza del hecho y de la autoría del acusado por parte de la fiscalía, frente a las dudas y la hipótesis alternativa trazada por la defensa, tiradas sobre la mesa.
Por un lado, la fiscalía representada por Federico Rodríguez solicitó que el ex uniformado sea condenado a la pena de prisión perpetua (35 años de prisión efectiva) por ser autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal, robo y homicidio agravado por criminis causa, femicidio y por placer, mientras que la defensa, encabezada por el letrado particular Sebastián Benítez, pidió la absolución del imputado. Entre esos extremos deberá analizar y decidir el Tribunal para dictar su sentencia el próximo martes.
Los términos quedaron bien marcados durante los alegatos expuestos el miércoles, en el marco de la tercera jornada del juicio oral por el caso registrado en Puerto Iguazú y por cuyo hecho Villar ocupó el banquillo de los acusados como único imputado.

Crimen con sadismo

El fiscal Rodríguez expuso durante dos horas, instancia en la cual aseguró que la investigación posee “un solo hilo conductor que conduce al imputado” y que el acusado no tiene pruebas que avalen sus declaraciones vertidas al comienzo del juicio, el pasado lunes.

La reconstrucción del hecho trazada por el fiscal indica que Villar acordó con Vilma pasarla a buscar para ir a tomar un tereré el 23 de octubre de 2019 a la noche, pero finalmente llegó después de las 00.
Para esta afirmación se apoyó en los últimos registrados de llamadas y chats que fueron recuperados de la línea de la víctima y con ello el fiscal aseguró que “la búsqueda de Vilma se produjo, mínimamente, a las 00.05 del 24 de octubre de 2019”.

Su teoría sostiene que el ex soldado fue en motocicleta hasta el barrio Las Orquídeas (donde Vilma vivía junto a su familia) y allí alzó a la joven para dirigirse “directamente” hasta una “zona de malezas y descampados” ubicada a la altura del kilómetro 1.632 de la ruta nacional 12, en Puerto Iguazú. Un lugar conocido por los habitantes de la ciudad como “Villa Cariño”.

En ese lugar -sostuvo el fiscal-, Villar “redujo a la víctima atándola con cinta plástica envolvente, seis vueltas en forma horizontal sobre el contorno del cuello y haciendo un vendaje compresivo cubriendo la cara y fosas nasales, como así también sobre sus pies para que no pudiera defenderse ni pedir auxilio, actuando sobre seguro para luego abusar sexualmente” y “una vez consumado el acto sexual, actuando con desprecio hacia el sexo femenino y aprovechándose de la situación de vulnerabilidad, como así también con el objeto de satisfacción sexual y de ocultar su accionar delictivo y procurar su impunidad, terminó quitándole la vida a Vilma Mercado”.

 

La muerte, según detalló, se debió a una maniobra de compresión ejercida mediante la utilización de la cinta de empacar que provocó un paro cardiorespiratorio traumático como consecuencia de una asfixia mecánica.
Para avalar esta hipótesis acusatoria y endilgarle la autoría del hecho a Villar el fiscal se basó en varias pruebas incorporadas en el expediente. En primer lugar mencionó los chats recuperados y valorizó el accionar de las amigas de Vilma, quienes apenas la joven desapareció recordaron que la muchacha les había indicado que tenía planeado verse con un chico que era del Ejército.

Luego, valoró el hallazgo del chip del teléfono de Vilma en poder de Villar cuando este fue a declarar como testigo (mientras la joven era intensamente buscada por todo Iguazú), como así también la detección en ese mismo momento de una herida en su mano, la cual fue analizada por un odontólogo forense que dictaminó que era compatible con una mordedura primero y con la cavidad bucal de la víctima luego.

También ponderó el hallazgo en la casa de Villar de una cinta de similares características a la utilizada para encintar el rostro de Vilma, como así también el teléfono celular de la muchacha (el aparato fue reconocido en medio del debate por la madre de la joven) y un preservativo sobre el cual los análisis científicos determinaron que presentaba fluidos genéticos mezclados, con alta probabilidad de que pertenezcan a las muestras tomadas tanto al imputado como a la chica asesinada.

Como si eso fuera poco, el fiscal también arrojó sobre la mesa los informes científicos que certificaron que sobre las mamas y en la mano derecha de la víctima también se recolectaron muestras de ADN compatibles con el perfil genético del acusado.

A su vez, Rodríguez consideró como “clave” y contundente para “echar por tierra toda la versión del imputado” la última pericia de geolocalización incorporada al expediente. Ese informe consigna que los celulares tanto de Vilma como de Villar impactaron en las antenas del Parque Nacional Iguazú (próximo a Villa Cariño) desde las 00.10 hasta las 01.12 del 24 de octubre de 2019. Esta prueba sirve, según el fiscal, para ubicar al sospechoso en la escena y en el horario del hecho.

Pero, en su acusación el representante del Ministerio Público Fiscal también hizo hincapié en la propia declaración vertida por el imputado, instancia en la cual el joven, con otras connotaciones de por medio, admitió varias cuestiones del caso: haber mantenido relaciones con Vilma usando el preservativo incautado; haber guardado el chip de la joven; haber tenido una cinta idéntica en su casa; haber sufrido una mordida de parte de la muchacha; y, por último, conocer y frecuentar el lugar del hecho.

Villar intentó explicar el origen y el por qué de cada uno de esos elementos que lo vincularon al expediente desde el comienzo de la investigación, pero para el fiscal su declaración fue “insatisfactoria” y, básicamente, “se enterró”.

Cuando una persona no da una explicación satisfactoria, una vez atribuida toda la acusación y el torrente probatorio, debe necesariamente ser considerado como un indicio en su contra. La declaración fue insatisfactoria y reconoció datos esenciales para la teoría del caso de la acusación. Le agradezco, Don Villar”, señaló Rodríguez luego.
Para el fiscal, además, Villar actuó con sadismo, con desprecio hacia la mujer y con el objetivo de obtener placer. Por esa razón le sumó el agravante contemplado en el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal de la Nación argentina, calificación con escasos antecedentes de aplicación en el país.

“Es una figura difícil de probar porque roza la inimputabilidad”, señaló un especialista consultado por El Territorio, aunque en la causa contra Villar está incorporado un informe psicológico que si bien concluye en un perfil de “psicópata integrado”, también consigna que “comprende la finalidad y consecuencias de sus conductas”.

El auto negro y la ex pareja

Por su parte, el abogado defensor particular, Sebastián Benítez, al momento de alegar sostuvo que la instrucción de la causa “dejó lagunas” y criticó que en la investigación no se tuvieron en cuenta hipótesis alternativas.

En esa línea, Benítez repasó parte de la declaración de Villar, donde el joven apuntó que esa noche efectivamente se encontró con Vilma e incluso tuvieron relaciones con protección (admitió haber usado con Vilma el preservativo incautado en su casa), pero que luego llevó a la muchacha hasta la intersección de las rutas 12 y 101 de Iguazú, donde la dejó y la estaba esperando un vehículo que describió como un Gol Trend negro con tazas originales, aunque no pudo identificar al conductor.

Ese relato es utilizado como base para la hipótesis alternativa planteada por la defensa. “Mi defendido dice que dejó a Vilma en tal lugar y que ella se subió a un auto negro y se fue. En el lugar del hecho se encuentra un papel de seguro abollado, como si fuese una señal. Esta defensa desconfía y manda a hacer una investigación preliminar para saber de qué se trata. Esa investigación arroja que el sujeto vive acá en Eldorado, que tiene nombre, apellido y dirección. Fuimos hasta el lugar, tomamos una foto y había un Gol Trend negro. ¿Pero qué pasa? Hoy no tengo la posibilidad de poder preguntarle a ese señor qué hacía el día del hecho, ni tampoco le puedo preguntar lo mismo a la ex pareja de Vilma. Acá también deberían estar sentadas esas dos personas”, expuso Benítez en su alegato.

El otro posible sospechoso al cual hace referencia el letrado es una ex pareja de Vilma, sobre cual criticó que en ningún momento se lo investigó. En relación esta línea, sostuvo que ninguno de los testigos pudo precisar que entre Villar y Vilma existiese vínculo de noviazgo o unión sentimental, al tiempo que mencionó que “hay estudios e investigaciones de que 60% de los femicidios son cometidos por parejas o ex parejas. Acá tenemos una persona que nadie sabe dónde está, ni si estuvo en Iguazú o no al momento del hecho. No lo sabemos porque nadie le consultó, nadie lo llamó a testificar y yo ahora no tengo la posibilidad de preguntarle acá frente a ustedes”.

Sobre eso, manifestó y culminó que “para llegar a la verdad real tenemos que descartar cualquier otra verdad que se pueda presentar” y concluyó: “Esta defensa tiene duda de los hechos, tiene dudas de que el imputado Villar sea el autor del hecho. Aquí tendrían que haber estado sentado sos sujetos más para hacerles preguntas y para que el tribunal y la sociedad realmente sepan quién fue el autor del hecho (…) hasta el día X que Villar salga de la cárcel voy a tener dudas de si fue o no el autor del hecho. Por eso voy a apelar, apelar y apelar hasta que termine el proceso”.

Ante este panorama, la última palabra la tendrán los miembros del Tribunal Penal Uno de Eldorado, conformado por los magistrados Atilio León (presidente), María Teresa Ramos y Liliana Komisarski (subrogante).
La audiencia para el dictado de la sentencia fue fijada para el martes, a partir de las 8.30. El futuro de Villar, en cuenta regresiva.

ElTerritorio

 

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