Almaceneros afirman que la gente se inclina a comprar más “marcas PyME”
El referente de almaceneros, Fernando Savore, habló sobre la caída de ventas y la preferencia de los clientes por buscar precios en marcas más económicas. Explicó que la “libreta del almacenero” se transformó en los últimos años.
La recesión que se vive en Argentina hizo del último verano uno de los más duros de los últimos años. Con una inflación descontrolada, sueldos planchados, el consumo del rubro alimenticio, que suele ser el que menos se resiente, no escapa de la crisis generalizada.
Luego de un diciembre complicado, las ventas cayeron un 15% en la primera quincena de enero, mientras que en la segunda quincena de ese mes y la segunda quincena de febrero hubo una caída de entre un 20 a un 22%, según los datos brindados por el vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, Fernando Savore, en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones y Canal 9 Somos Misiones.
“Pensábamos que era más, no es que lo deseábamos, pensábamos que era más. Lo que pasó es que se dio esto de que mucha gente decidió no tomarse las vacaciones, o sea, hacer vacaciones en casa, así que siguieron consumiendo”, apuntó el comerciante quien compartió reflexiones de diferentes puntos que atraviesa el sector.
Baja el dólar
Una constante en la economía doméstica es saber que, si aumenta el valor del dólar, eso impactará en las góndolas más temprano que tarde. No obstante, en los últimos días, la divisa norteamericana paralela tuvo una importante caída, acercándose al valor oficial, pero los precios de los comestibles no se movieron.
“Está más que claro, el dólar cuando sube, es para que la mercadería cambie el precio”, señaló Savore y agregó que “en este país, nunca baja nada, o sea, cuando el dólar sube, todo sube, pero cuando el dólar baja, nada cambia”.
No obstante, advirtió de que en algunas distribuidoras mayoristas ya se empiezan a encontrar algunas promociones o algunos precios que se están desinflando. “Es de tanta especulación que tenían”, señaló.
“Yo creo que esto es porque, si bien nuestra venta cae, también cae la del mayorista y cae la de las alimenticias”, apuntó y afirmó que eso empujará a que algunos precios irremediablemente bajen.
Marcas PyME
Ante el aumento exponencial de precios, una de las alternativas más recurrentes es la de cambio de marcas.
“Más allá de que hay mercadería que la venta la regula el cliente, porque cuando yo hablo de lácteos, estos aumentaron un 12% los primeros días de enero, 15% el 20 de enero, un 15% el primer día de febrero y un 15% en los primeros días de marzo. Eso te da un acumulativo del 70%”.
Con esto, un sachet de primera marca, especificó que supera los $2.000 en los almacenes, mientras que el mismo producto de una “marca PyME”, lo venden a menos de la mitad de precio.
“Es la gente la que toma la decisión, por un tema de bolsillo, de qué es lo que va a comprar o qué marca de las conocidas o las marcas PyME van a llevar”, indicó Savore.
Por este motivo, advirtió que en este contexto hay mucha inclinación por las segundas marcas o “marcas PyME”, como así también un cambio en los hábitos de compra y el lugar donde realizar las mismas.
“Hay familias que la compra semanal, quincenal, mensual, la hacían en el hipermercado. Pero hoy ir al hipermercado y llenar un changuito, tenemos que hablar mínimamente de $400.000. La gente ya se maneja más en el día a día y lo hacen nuestros comercios”, afirmó el almacenero.
Precios dispares
“Entonces ¿Cuál es el precio? Obviamente la compré donde estaba a $770, pero el colega que fue apurado y la compró a $1.333 obviamente la tiene muy cara, porque el que mal compra mal vende”, continuó.
Por ello, explicó que decidieron, junto a otros colegas, generar redes de comunicación para informarse sobre precios, promociones o si hay un distribuidor que se puede negociar.
“Como para tratar de estar a la altura de la competencia por un lado y por el otro lado estar permanentemente informando con todas las listas, porque uno necesita vender y para vender hay que ser competitivo”.
Fin de mes
Usualmente, los almaceneros marcan el 15 de cada mes como el “fin de mes”, debido a que, posterior a esa fecha, caen las ventas significativamente. No obstante, alertan que esa fecha se acerca cada vez más al inicio del mes.
“Cuando hablábamos de que el 15 es fin de mes, no era un slogan, sino porque uno evalúa la conducta de compra del cliente y la conducta de pago. Yo no sé si voy a tener que decir este mes que el 12 es fin de mes”, marcó Savore.
El mayor problema que afrontan es que la mercadería sigue creciendo en valores, pero los sueldos están muy quietos y no acompañan. “Evidentemente la clase media está siendo cada vez más castigada y no es de ahora, eso ya viene hace tiempo”, aseveró.
Oferta y demanda
Savore explicó que, en oportunidades, tuvieron que dejar de comprar a ciertos proveedores para buscar otras marcas. “No podemos ser parte de un acto tan agresivo hacia el bolsillo del consumidor”.
Transformación de la libreta del almacenero
¿Sigue estando la libreta del almacenero, esa confianza entre el consumidor y el almacenero o desapareció? fue la pregunta que reveló otra realidad que afrontan los comercios minoristas de barrio.
“La libreta del almacenero sigue estando, tal vez con distintas formas de trabajar, por ejemplo, el comerciante anota el producto y el día que el cliente viene liquidan, toman los precios actuales”.
“Eso es una forma con la que algunos colegas buscan mantener una libreta mensual o quincenal, porque si lo hicieran con los números o con el valor de la compra, cuando le pagan no va a reponer la mercadería”, explicó Semino.
El almacenero lleva décadas en el negocio familiar que heredó de sus padres y recuerda esa antigua tradición de “sacar fiado”, para pagar a fin de mes.
Aunque afirma que ya no implementa ese sistema, por los riesgos que corre de no cobrar en tiempo y forma, aseguró que “si un jubilado o un trabajador me dice que cobra en unos días y me paga, accedo. ¿Cómo no darle una mano a un cliente que me da de comer todo el año?”.
No obstante, afirmó que es una mecánica de trabajo que elige cada almacenero, depende de su propia conveniencia.
“A veces, cuando la gente saca y paga después, es como que llega un momento en el que se exceden, la cuenta se corre a valores importantes y después el trabajador tiene que responder, porque a veces viene el trabajador al comerciante y le pregunta cuánto debe y son $100.000, entonces deja $50.000 con el compromiso de pagar el resto después y al comerciante le complicó la existencia”, afirmó.
Fuente: Primera Edición