Hace unos días, el Servicio de Oftalmología del Hospital Ramón Madariaga advirtió sobre la aparición de pacientes con un tipo particular de conjuntivitis relacionada a infecciones de transmisión sexual (ITS).
Algo que resultó especialmente llamativo y alarmante para los profesionales, porque se trata de una conjuntivitis severa, rápida y nunca antes vista en el nosocomio, más allá de la bibliografía médica. Así lo confirmó la médica oftalmóloga Adriana Echeverría en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“En el Hospital Madariaga estuvimos en comunicación con los médicos más antiguos del servicio y la realidad es que nunca lo vieron. Nosotros sabíamos bibliográficamente que existía este tipo de conjuntivitis, pero es de muy baja prevalencia y se empezó a presentar ahora”, comenzó explicando la doctora.
Los tres casos registrados comenzaron a aparecer hace tres meses según Echeverría y responden a pacientes jóvenes de entre 20 y 25 años (dos hombres y una mujer), de diferentes puntos de la provincia.
En cuanto a cómo se llegó a vincular ese tipo de conjuntivitis con las ITS (y específicamente con la clamidia y la gonorrea), explicó que “el procedimiento de detección se dio porque es una conjuntivitis que tiene una presentación bastante particular y atípica, no es como una conjuntivitis común”, indicó.
Incluso agregó que, como es tan poco común ver casos oftalmológicos vinculados a las ITS, no se sospechó de primera mano, sino cuando apareció un segundo paciente con una conjuntivitis similar, que no respondía al tratamiento común. Entonces “ahí se tomó muestra de la secreción, porque estaba la sospecha, de que los agentes causales podían ser la gonorrea y la clamidia, y efectivamente dio positivo”.
Lo grave del hecho es que como es una conjuntivitis hiperaguda, el pronóstico es severo si no se acude a tiempo. De hecho, de los pacientes registrados uno terminó con una lesión en la cornea y otro con la pérdida del globo ocular.
“El primer paciente que llegó al servicio de oftalmología había sido tratado primero en otros lugares porque era del interior, y cuando llegó al servicio ya tenía una perforación ocular, es decir, esa ulcera de córnea tan temida. Entonces a ese paciente le hicieron una evisceración porque era un ojo que ya no tenía funcionamiento y tenía una infección severa. En otras palabras, perdió el ojo”, explicó.
Cabe recordar que la clamidia y la gonorrea son dos infecciones de transmisión sexual que, por lo general, se hacen presente juntas, es decir, la persona que está infectada con la bacteria Chlamydia trachomatis, también puede tener la Neisseria gonorrhoeae.
A su vez, si bien las dos bacterias pueden presentarse de forma asintomática, los síntomas más frecuentes en ambas son micción dolorosa y secreciones anormales del pene o la vagina.
Por todo eso la médica recordó la importancia de usar profilaxis a la hora de tener relaciones sexuales.
Conocido en neonatos
En cuanto a ese tipo particular de conjuntivitis vinculada a las ITS, Echeverría dejó claro que si bien es muy rara de ver en adultos, es frecuente en bebés recién nacidos.
“En el caso de neonato se contagia por contacto vaginal, por medio de la madre en el parto. Suele pasar que la mamá no tiene sus controles correspondientes y tiene esas bacterias de forma asintomática. También a veces sucede que en el parto no se realiza la profilaxis correspondiente”, agregó.
En esos casos el tratamiento consta en colocar azitromicina en gel en los ojos del bebé para evitar el avance de este tipo de conjuntivitis y la afectación de la córnea.