Una sobreviviente de la tragedia en Campo Viera relató cómo logró rescatar a un compañero herido
El testimonio de Yasmin Fernández, sobreviviente del accidente del arroyo Yazá en Misiones, revela los minutos críticos del rescate y la fuerza humana frente a la tragedia.
Yasmin Fernández, estudiante de Oberá y oriunda de Eldorado, compartió un testimonio conmovedor sobre los minutos posteriores al siniestro vial ocurrido en el arroyo Yazá en Campo Viera. Su relato como sobreviviente aporta una mirada humana y directa sobre la magnitud del accidente que sacudió a Misiones y dejó a toda la provincia en alerta.
“Nos estrellamos quince metros en caída. Caímos y a los dos segundos ya se llenó de agua”, recordó la joven, que logró salir del colectivo siniestrado por sus propios medios. Sin embargo, lejos de ponerse a resguardo, decidió volver al agua para asistir a otro pasajero, Gustavo Báez, de 31 años, quien había quedado inmovilizado tras el impacto.
“Nos llevó la corriente, pero no lo solté. No lo iba a dejar ir”, relató, describiendo el momento en que, pese a las heridas, se aferró al joven hasta que ambos fueron rescatados.
Entre la desesperación y la humanidad: la historia detrás del rescate
El accidente ocurrió durante la madrugada del domingo, cuando un colectivo cayó desde el puente sobre el arroyo Yazá, en cercanías de Campo Viera, sobre la Ruta Nacional 14. El vehículo se precipitó desde unos 15 metros de altura y se sumergió casi por completo en el cauce.
De acuerdo con el testimonio de Yasmin, la secuencia fue inmediata: el impacto, la inundación del interior y la lucha por salir a la superficie.
“El agua me empujó hacia afuera, fui expulsada del colectivo. Todo el mundo gritaba, era desesperante”, narró.
Pese al shock, la estudiante logró mantener la calma y prestar ayuda. Al advertir a un cuerpo arrastrado por la corriente, se lanzó sin dudar.
“Nos fuimos corriente abajo, me raspé mucho, pero no lo iba a soltar. Lo sostuve fuerte, me planté sobre las rocas y nos quedamos ahí un rato”, explicó. Durante los minutos siguientes, lo sostuvo entre sus piernas para evitar que el agua lo cubriera, mientras pedía auxilio en la oscuridad.
Con la linterna de otro sobreviviente, alumbró hacia el cauce para orientar a los rescatistas. “Solo quería dar consuelo, que supieran que estábamos ahí. Es humanidad, supongo yo”, escribió después en sus redes sociales.
El impacto emocional y la reconstrucción tras la tragedia
La joven fue trasladada al Hospital de Posadas con heridas leves —“solo dos puntos en las piernas y varios raspones”, precisó—, pero permaneció junto al herido hasta que fue asistido por personal médico.
“Me quedé con él hasta que llegó su familia. No lo iba a dejar solo”, señaló. Báez, que sufrió lesiones graves en el cuello y tórax, continúa en tratamiento intensivo y será derivado para rehabilitación.
El testimonio de Yasmin ofrece una perspectiva íntima de lo ocurrido y refleja la dimensión humana detrás del siniestro que mantiene a Misiones conmocionada. Su decisión de lanzarse nuevamente al agua, pese al peligro, se convirtió en símbolo de fortaleza y solidaridad.
“Yo tenía que estar ahí para ayudar a ese chico, y lo sé. Dios me puso ahí para eso”, concluyó.
El siniestro del arroyo Yazá generó repercusiones en toda la provincia, tanto por la magnitud del hecho como por la respuesta de los equipos de emergencia.
Los hospitales Samic de Oberá y Madariaga de Posadas continúan coordinando la atención de los heridos, en una tarea conjunta entre el Ministerio de Salud Pública y los servicios locales.
El Gobierno provincial, por su parte, destacó la labor de los equipos médicos y de rescate, al tiempo que la investigación judicial avanza para determinar las causas del accidente y eventuales responsabilidades del transporte.
En las redes sociales, el testimonio de Fernández circuló ampliamente. La historia de su rescate fue interpretada como un acto de humanidad frente a la tragedia colectiva, y como símbolo de la solidaridad misionera ante el dolor compartido.


