Eduardo Allou: “Volver a competir después de 14 años, y hacerlo junto a mi hijo, fue una emoción indescriptible”
El deportista iguazuense Eduardo Allou volvió a sentir la adrenalina de la competencia después de más de una década alejado del alto rendimiento. Lo hizo en el Ironman 51.50 de Gualeguaychú (Entre Ríos), y con un condimento especial: corrió junto a su hijo Tomás, quien fue el impulsor de esta experiencia.
“La idea fue toda de Tomás —cuenta Eduardo—. Él siempre practicó muchos deportes y el año pasado me dijo que quería correr un triatlón, un Ironman, y que quería que yo lo entrene. Le advertí que era una disciplina exigente, que requiere compromiso y renunciar a muchas cosas. Le propuse empezar por una distancia más corta, y así fue.”
Allou, quien compitió profesionalmente durante 15 años en distintas modalidades del triatlón y las carreras de aventura, retomó los entrenamientos luego de 14 años sin participar en competencias de alto rendimiento.
“Tomás es el culpable de todo esto —bromea—. Me pidió que corra con él y me puso en un aprieto. Pero acepté. Entrené fuerte durante cuatro meses para poder acompañarlo en esta carrera tan especial.”
El Ironman 51.50 es la distancia olímpica del triatlón: 1.500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 kilómetros de pedestrismo. La competencia se realizó bajo condiciones climáticas adversas, con lluvia y fuertes vientos, lo que aumentó el desafío físico y mental.
“Fue una carrera durísima. En la natación el oleaje complicó la técnica, y en el ciclismo el viento fue nuestro mayor enemigo. Pero fue increíble poder correr al lado de mi hijo y, al final, que la organización me diera la posibilidad de entregarle yo mismo la medalla. Fue un momento único.”
Eduardo recuerda que, en su época profesional, muchas veces se imaginaba corriendo junto a su hijo como una forma de motivarse en los momentos más duros. “Y de pronto estaba ahí, viviéndolo. Se me hacía un nudo en la garganta. Fue muy emocionante.”
Tomás ya tiene nuevos objetivos: correr un Ironman 70.3 (1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21 km de pedestrismo) el próximo año en San Juan, con su padre como entrenador.
Eduardo, en tanto, planea continuar con sus expediciones de montaña, aunque confiesa entre risas que deberá “tener una charla seria con Tomás para que no lo siga metiendo en aprietos”.
“Si le sigo haciendo caso, voy a terminar corriendo un Ironman completo otra vez”, dice entre risas. “Pero más allá de todo, vivir esto con mi hijo fue algo que no se compara con nada.”