Hallazgo macabro en la frontera: restos humanos calcinados en un paraje de Bernardo de Irigoyen

 Hallazgo macabro en la frontera: restos humanos calcinados en un paraje de Bernardo de Irigoyen

 

Una escena de horror se descubrió en las últimas horas en el paraje Juan Manuel de Rosas, a unos 12 kilómetros de la ruta 101, en cercanías de Bernardo de Irigoyen, Misiones. Vecinos que transitaban por un camino vecinal alertaron a la policía tras encontrar restos humanos en avanzado estado de descomposición y calcinados a la vera de la picada.

El hallazgo ocurrió alrededor de las 18:40, cuando el olor nauseabundo llamó la atención de los lugareños, quienes inicialmente pensaron que se trataba de un animal muerto. Sin embargo, al acercarse, se toparon con un cráneo y parte de una columna vertebral, lo que dio lugar a la inmediata intervención policial.

En el sitio, los investigadores constataron que además de los restos óseos —un cráneo aún unido a la columna, parcialmente consumido por animales— había restos de ropa, cables presuntamente utilizados para maniatar a la víctima y huesos grandes calcinados en lo que parecía haber sido una hoguera.

De acuerdo a las primeras pericias, los restos pertenecerían a un hombre de entre 30 y 35 años de edad, posiblemente de nacionalidad brasileña. No hay reportes recientes de personas desaparecidas en la zona de Bernardo de Irigoyen ni en el paraje. La data de muerte sería reciente, no mayor a una semana.

Los investigadores presumen que la víctima fue asesinada y luego incinerada con combustible para intentar borrar toda evidencia, aunque el fuego no logró consumir por completo el cuerpo. El cráneo, con dentadura conservada, podría ser clave para la identificación a través de registros odontológicos.

La policía científica y peritos bioquímicos trabajaron en el lugar y trasladaron los restos a la morgue judicial de Posadas. La investigación también incluye el cruce de información con autoridades brasileñas, ante la posibilidad de que el hombre haya sido atraído desde el país vecino para ser ejecutado en territorio misionero.

La hipótesis más firme apunta a un nuevo caso de sicariato ligado a disputas mafiosas en la frontera seca con Brasil, un corredor históricamente permeable a delitos de narcotráfico, contrabando y ajustes de cuentas. El hallazgo de cables, el método utilizado y la violencia desplegada refuerzan la sospecha de una ejecución planificada.

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