“Mis hijos están secuestrados”: el testimonio de la madre de dos policías detenidos en Misiones por participar de un reclamo salarial

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Ramón Amarilla, junto a los familiares de los policías que aún permanecen presos y que para ellos son considerados presos políticos y para parte de la sociedad también, vinieron a Puerto Iguazú a charlar con la comisión bicameral de diputados y senadores que hoy viernes estuvieron en Puerto Iguazú.
Graciela Enríquez es madre de Alejandro e Iván Arrieta, dos efectivos policiales detenidos desde el 19 de septiembre de 2024 en la provincia de Misiones. Ambos fueron arrestados tras participar en una mesa de diálogo vinculada al reclamo salarial encabezado por el ahora diputado Ramón Amarilla. A más de nueve meses de su detención, Graciela rompió el silencio y denunció públicamente lo que considera una persecución política: “Mis hijos están prácticamente secuestrados, alojados en penales como presos políticos”.
En diálogo con Radio Yguazú, Enríquez relató el difícil contexto que atraviesa su familia. “Tengo dos hijos alojados en el penal de Loreto. Estuvieron primero en la seccional segunda. Uno de ellos se enfermó durante la detención. El 4 de octubre lo internaron con una glucemia de 400, le detectaron diabetes por estrés”, relató, visiblemente afectada.
Según indicó, la salud de ambos se deterioró notablemente durante el encierro, en especial la de Alejandro, el menor. “No tenemos antecedentes de diabetes. El médico nos dijo que fue provocado por el encierro y el estrés. Esto es injusto. Ellos no cometieron ningún delito”.
Graciela apuntó directamente contra las autoridades provinciales, a quienes considera responsables de la situación: “Hugo Passalacqua, Pérez, Herrera Ahuad, Rovira. Ellos son responsables. Esto fue para dar un mensaje al resto de la fuerza: si hacés un reclamo, te puede pasar esto”.
También relató que los familiares viven en constante incertidumbre. “Nos jugamos la vida por ellos. Ayer a la mañana nos avisaron que dos compañeros de mis hijos, Girula y Correa, saldrían en libertad. Sus familias viajaron con sus hijos pequeños a recibirlos en Cerro Azul. Estuvieron todo el día esperando y después les dijeron que no los liberarían. Jugaron con los sentimientos de todos”.
Desde su punto de vista, las detenciones buscan desarticular cualquier intento de organización dentro de las fuerzas de seguridad. “En la protesta de mayo se habían sumado policías, docentes, personal de salud, trabajadores judiciales. Cuando un familiar en actividad quería acercarse a las marchas, lo sancionaban o trasladaban. El mensaje era claro: no apoyes o vas a pagar las consecuencias”.
A pesar de las amenazas, Graciela asegura que seguirán movilizándose. “Yo convoqué marchas, fui a todas. Mucha gente no se animó a salir, pero lo demostró con el voto. La elección de Ramón Amarilla fue un mensaje claro del pueblo al gobierno”.
Enríquez cerró con un pedido: “Hoy solo quiero la liberación de los seis chicos que siguen detenidos. No solo están presos ellos. Detrás hay familias enteras esperando. Nosotros vamos a seguir luchando hasta que se haga justicia”.
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