El relato pertenece a la persona que presenció el fallecimiento de María Rocato (80), quien perdió la vida tras ser arrastrada cerca de 500 metros a través de un caño que atraviesa la autovía 12.
“A mi amiga le llevó el agua, grité auxilio varias veces, pero pasó media hora hasta que llegó alguien”, dijo la testigo presencial del trágico episodio que le costó la vida a María Margarita Rocato, quien tenía 80 años y murió tras caer a una boca de tormenta y ser arrastrada por el cauce de un arroyo.
El hecho se registró minutos antes de las 10 de este miércoles en una de las esquinas de la cuadra donde funciona La Saladita de Garupá, más precisamente en colectora “Tita” Merello y calle San Lorenzo.
La mujer caminaba junto a una vecina por el lugar cuando por motivos que se investigan se precipitó en el profundo desagüe de cemento, que prácticamente la succionó y la arrastró por el entubado unos 500 metros.
Al momento del siniestro llovía en forma torrencial y la acumulación de agua desbordaba casi todos los pequeños puentes del barrio. Por eso no se descarta que en esos instantes no era visible el desagüe pluvial para los transeúntes.
Unos obreros que trabajaban en comercios de la zona acudieron para tratar de salvar a la jubilada, pero ya no había nada que hacer. Incluso uno de los operarios contó a PRIMERA EDICIÓN que lanzó una soga, tal vez con el objetivo de que la víctima pudiera sostenerse. Pero fue en vano. A simple vista, se observa que la enorme tapa de la boca de tormenta está a un costado, cuando la debería estar cubriendo.
“Hace poco un hombre cayó en el mismo lugar y tuvo suerte, porque venía con un grupo de amigos del trabajo y lo rescataron. De noche es peor, porque no hay iluminación”, dijo un vecino.
“Era como mi madre”
La pesadilla que representó lo sucedido ayer fue narrada a este Diario por Leongina Domínguez Rodríguez (69), exempleada provincial y testigo presencial de lo que sucedió.
“María era una vecina adorada por todos acá en el Santa Clara II. Era voluntariosa y muy solidaria. Para mi era como mi madre, la quería mucho porque me cuidaba cuando estaba enferma y para ganarse la vida hacía limpieza en mi casa o trabajos de jardinería, a veces lavaba ropa para mis familiares, era una mujer muy vital. Hace 40 años la conozco y estábamos siempre juntas”.
Respecto al trágico episodio, Leongina recordó: “Como siempre tomamos unos mates y charlamos un rato. Estaban por ser las 9 y aún estaba nublado. Resulta que estoy construyendo, ampliando mi domicilio y necesito chapas para una galería, entonces le pregunté a María si me podía acompañar a la ferretería a averiguar los precios de las chapas. Ella me acompañaba a todos lados, sobre todo a hacer compras. Mientras estábamos en el local esperando turno se largó la lluvia, diluvió…era torrencial. Luego de que nos atendieran esperamos un buen rato y no paraba. Cuando ‘escampó’ ella me dijo vamos sí, era caprichosa cuando quería hacer algo, no quería esperar para volver. Yo llevé un paraguas por las dudas. Estábamos regresando y era impresionante el agua, colorada por la tierra como corría, parecía una catarata en las calles. Cuando llegamos al lugar donde todo sucedió, ella me dijo ‘vamos a cruzar acá que no es muy ancho’, en realidad era playito, pero el agua venía fuerte. ‘No es hondo vamos a pasar que es angosta la calle’ me decía, le contesté que yo no quería cruzar y hasta le dije ‘vení María no cruces, me voy a terminar cayendo y vos también’. Entonces ella cruzó y saltó desde la calle a un piso o vereda, dio dos o tres pasos y cayó de espaldas, boca arriba al desagüe, y le llevó el agua a mi amiga. Tardaron media hora en llegar, yo gritaba auxilio y se acercaron unos obreros que estaban trabajando cerca, fue terrible”. Vale aclarar que el “piso o vereda” que manifiesta la testigo habría sido un tramo de cemento ubicado en la esquina, a un costado de la calle y que sería parte del desagüe pluvial.
Por su parte, vecinos manifestaron que “el pequeño arroyo que cruza por el lugar desbordó pequeños puentes e inundó viviendas, debido al caudaloso paso del agua por las intensas lluvias que cayeron ayer”. Anoche, al cierre de esta edición, familiares de María, que era viuda y residía sola, aguardaban en su domicilio del barrio Santa Clara II la llegada de su hermana procedente de Aristóbulo del Valle, de donde era oriunda la víctima para el velatorio y posterior inhumación. En febrero de 2011 ocurrió un caso similar, donde la víctima fue un menor de ocho años.