Misión urgente para el peronismo: despegarse de la dictadura brutal de Maduro y de los chats escabrosos de Alberto Fernández
Las salvajes violaciones a los derechos humanos en Venezuela y las revelaciones de los teléfonos del entorno del ex presidente son malas noticias para el operativo reconstrucción de la principal fuerza de oposición. El hilo rojo que une ambos fenómenos
En los dos casos, aunque corran, la sombra sigue al cuerpo.
Por eso, hay un hilo rojo entre las noticias que llegan de Venezuela y las que surgen del expediente del escándalo de los seguros. Se explica, entonces, que las distintas identidades del peronismo ensayen narrativas para despegarse de ambos fenómenos, que lo único que hacen es proveer más argumentos a los que votaron a Javier Milei más por rechazo a todas las formas de peronismo que por suscribir el credo libertario, la dolarización o prender fuego el Banco Central.
En un focus group que organizó días atrás la experimentada analista y encuestadora Shila Vilker con votantes de Unión por la Patria, cuando escucharon el nombre Nicolás Maduro, los participantes primero hicieron un largo e incómodo silencio, pero después dijeron cosas tan horribles y condenatorias como cualquier libertario: “En Venezuela no hay democracia. Hicieron fraude. Lo de Maduro es una vergüenza. Se tiene que ir”, fueron algunas de las frases que se escucharon. Es, si se quiere, un reflejo del estado de conmoción en la que está el mundo peronista y, sobre todo, el kirchnerismo.
Más allá de la boutade de Cristina Kirchner en México -decir que “en Venezuela no hay ángeles ni demonios” cuando los personeros del chavismo secuestran, desaparecen y matan- la frase clamorosa de “por respeto al legado de Chávez, muestren las actas” expuso una incipiente diferenciación con el régimen. Hay en esa posición un alineamiento sin cortapisas con el presidente anfitrión, Andrés Manuel López Obrador, y sus pares Lula Da Silva y Gustavo Petro. AMLO tiene menos urgencias ante el polvorín que se está convirtiendo Venezuela que los otros mandatarios, que pueden ser los primeros que sufran un recrudecimiento del éxodo masivo de seres humanos que cruzan a Brasil y Colombia para escapar de la miseria, el hambre o la muerte en las mazmorras del régimen.
Es una posición tiempista que contrasta con la que expresó la semana pasada por el Frente Renovador de Sergio Massa. En un comunicado, recordaron que el líder del espacio “viene sosteniendo públicamente que un régimen que no respeta los derechos humanos, que detiene a los políticos opositores impidiéndoles presentarse a elecciones, que obstaculiza el trabajo libre de la prensa y que reprime a los manifestantes, no puede ser considerado verdaderamente democrático”.
Y agregó: “La libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica son derechos humanos esenciales que deben ser respetados en toda democracia. Más allá de nuestra coalición electoral, como fuerza política, nuestro líder ha mantenido esta posición pública y consistente a lo largo del tiempo”, declaró el partido que forma parte del universo panperonista. Es que, como ocurrió en el focus de Vilker, si bien lo primero que hubo fue silencio, el tiempo acrecienta el enojo, la desconfianza y el hartazgo hasta de los más cercanos.
Incluso en Madres y en Abuelas de Plaza de Mayo -que primero fueron condescendientes- están revisando la autodestructiva posición a favor de una dictadura cívico, policial y militar sangrienta, que está denunciada por torturas, desapariciones y ejecuciones sumarias.
El caso Alberto Fernández
Las filtraciones de los chats de Alberto Fernández en la causa del escándalo de los seguros -que fueron reveladas por primera vez en exclusiva por el periodista de Infobae Nicolás Pizzi- son novedades cotidianas que también sacuden al peronismo. A los pésimos resultados en materia económica y social y el deterioro del nivel de vida que se vivieron los últimos cuatro años, se suma la sospecha creciente de que en el gobierno anterior, además de todo, hubo corrupción en la que pudo estar involucrado de manera personal el presidente de la Nación.
Se trata de mensajes que estaban en los teléfonos de los procesados en la causa que investiga posibles delitos con los seguros que pagaba el Estado en la gestión anterior. Entre los celulares peritados están los del presidente y su entorno.
Los chats entre Alberto Fernández, su secretaria privada histórica, María Cantero, y su marido y broker de seguros favorito del poder, Héctor Martínez Sosa, hay indicios de posibles negociaciones incompatibles, dádivas o incumplimientos de deberes de funcionario público. Lo concreto: los mensajes sugieren que el ex presidente se interesó de manera personal por un contrato con un ministerio; hay fotos y otras pruebas de reuniones en la Quinta de Olivos que nunca se admitieron; y conversaciones que muestran gestiones personales de la secretaria para conseguir negocios con los seguros para su esposo.
Había sido Alberto Fernández que con un decreto le dio el monopolio de las coberturas a entes públicos a la aseguradora del Banco Nación, donde casualmente había designado un amigo suyo de la juventud, quien al mismo tiempo subcontrataba al empresario que era el esposo de su secretaria y con quien tenía una deuda en dólares desde 2009 que nunca pagó. Un negocio con un mercado cautivo de millones de pesos.
Cada “sábana” de mensajes de texto que se conocen, son más escabrosas. Pero no sólo por posibles inconductas y delitos contra la administración pública.
Según reveló el diario Clarín, en el celular de María Cantero, la histórica secretaria del ex presidente, habrían aparecido mensajes y fotos que refieren a supuestas situaciones de violencia física. El abogado de Yañez, Juan Pablo Floribello, le dijo a Infobae que los dos protagonistas niegan la existencia de golpes y que, en cambio, hablan de una “fuerte discusión”. Al ser consultado sobre si existen chats que refieran a situaciones de violencia física, el letrado respondió: “Sí, efectivamente esos chats existieron. Yo me entero porque se contactaron conmigo desde el juzgado de Julián Ercolini sabiendo que soy abogado de Yañez en otras causas. Querían ubicarla porque ella está afuera del país, está en Madrid. Me puse en contacto con el juez y nos pusimos de acuerdo de hacer una audiencia de carácter reservado. Es un delito de instancia privada. El juez hizo lo que tenía que hacer, se puso en contacto con la presunta damnificada”.
“El juez le ofreció hacer una denuncia pero ella no quiso. Aclaro que yo no vi fotos vinculadas con violencia ni me consta que estén en la causa. Por ese motivo, el juzgado archivó ese incidente, no obstante lo cual le dio intervención a la Oficina de Violencia Doméstica”, afirmó y agregó que él habló con Alberto Fernández: “Lo fui a ver personalmente, le hice saber de mi asombro y preocupación. Me dijo que bajo ningún concepto hubo un hecho de violencia física. Ambos me reconocieron que hubo una fuerte discusión, como tiene cualquier pareja, pero que no hubo golpes”.
La única reacción política que se conoció ante esa noticia vino, casualmente, de México. La dio la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, que fue acompañar a Cristina Kirchner. “Dado el perfil de Alberto Fernández, un varón cis que evidenció no poder asumir la conducción política de una mujer como Cristina Fernández, y que siempre se preocupó por saber si iba a estar herido en su masculinidad, tiene todas las características de poder haber ejercido violencia de género (…) Del mismo modo que irresponsablemente festejó el cumpleaños de su esposa y después la culpó de eso, lo creo posible”, le dijo a Página 12.
El mismo hilo rojo.