Un pueblo de pie, con carteles y velas en las manos. En la calle y pidiendo justicia, en paz, con entereza, marchó este viernes alrededor de medio millar de vecinos de esta localidad para exigir que el juez Roberto Sena (Jardín América) avance en la investigación del femicidio de Graciela Soto (49), hallada sin vida en un cuadro simulado de suicido el viernes 12 de enero pasado a pocas cuadras del Escuadrón 11 “San Ignacio” de Gendarmería, donde su concubino presta servicio como suboficial.
Los vecinos caminaron en silencio desde la plaza central del pueblo hasta la entrada al escuadrón federal, donde el recibimiento de las autoridades de la dependencia pública fue una valla de postes de madera, que ni un tanque militar rompería.
Sin embargo, los manifestantes no encendieron bronca sino luz de velas para iluminar sus carteles minutos antes de las 20. Los mensajes eran directos: “Justicia, Graciela no se suicidó, fue femicidio” o “a Graciela la encontraron con ataduras que buscaron simular un suicidio”.
La voz que sonó pausada y con frases tajantes que resumieron la manifestación pública, libre y constitucional fue la de Mirta Ramírez, directora de la Escuela Normal Superior 5 de la ciudad: “Todos somos Graciela Soto en San Ignacio, esta localidad reclama que el fiscal y el juez avancen en la investigación del femicidio, es su deber hacerlo y Gendarmería colaborar, dar su apoyo porque el pueblo está intranquilo”.
La docente continuó: “Esto no termina hoy, esto continúa porque queremos saber qué pasó ese día nefasto en San Ignacio”.
“El patriarcado no finalizó, continúa desde hace siglos y siglos. Ni una menos es nuestra lucha para que no haya ninguna más en una tumba. Esto debe resolverse porque aún el culpable o los culpables están sueltos”.
Sin perder la calma redondeó los motivos de la movilización: “Hoy es por Graciela, mañana podemos ser cualquiera de nosotros, hombre o mujer. San Ignacio es una localidad pequeña y sabemos muy bien que no se suicidó, la mataron. Hay un asesino suelto y exigimos justicia para Graciela”.
A la misma hora desde Río Segundo, Córdoba, Jorge Soto, hermano de Graciela, dialogaba con PRIMERA EDICIÓN: “Queremos que la Justicia aclare y encuentre a los culpables de lo que le hicieron a Graciela. No buscamos venganza, ni nada raro, a mi hermana la mataron, dos autopsias le hicieron. Ella no estaba enferma, ni depresiva o con intención de quitarse la vida”.
Soto remarcó a su vez: “Yo no puedo estar ahora en Misiones por motivos laborales pero acompañaré la lucha de los vecinos. Estoy al tanto de lo que se hizo en la causa y sigo esperando que el fiscal y el juez se muevan y esclarezcan todo”.
Contó además: “Graciela había conseguido un trabajo en Posadas, le habían confirmado eso y estaba contenta porque iba a desarrollarse en comercio exterior. Se había repuesto de un cáncer y le sobraban ganas de vivir. No tenía enemigos ni gente que no la quisiera. Los vecinos la adoraban, era una mujer trabajadora, llena de vida, no se mató”.
Graciela Beatriz Soto fue hallada sin vida y con evidencias claras de que la golpearon y la ahorcaron con un cable durante la mañana del viernes 12 de enero a pocos metros del Escuadrón 11 “San Ignacio” de Gendarmería Nacional donde presta servicio su esposo, a quien la fuerza de seguridad licenció y hoy se encontraría en la localidad de Sinsacate, Córdoba.
Graciela fue estrangulada con un cable en el patio de su casa (calle Pellegrini entre Güemes y Bolívar) y arrastrada hasta el living donde se simuló un intento de suicidio colgada, a las 6.25 del día mencionado.
Hasta el momento el suboficial solo prestó declaración ante investigadores policiales como testigo y no fue citado al Juzgado de Instrucción de Jardín América, jurisdicción que comprende a San Ignacio.
De acuerdo a los datos recolectados, el sargento salió de su guardia pocos minutos después de las 6 del 12 de enero y asegura que halló a su pareja sin vida y señaló que se trató de un suicidio. La autopsia señaló golpes y lesiones de arrastre, lo que coincidiría con las evidencias halladas en el patio del inmueble, donde Soto habría sido sorprendida por su victimario mientras colgaba ropa.
Fuente: Primera Edición