Muchas verdulerías de Misiones han dejado de vender naranja debido al precio que se disparó al doble o más desde enero. Para colmo, las frutas son más chicas que años anteriores debido a que fueron afectadas por la sequía y no se desarrollaron lo suficiente. Un cajón que estaba $3.000 o $4.000 el año pasado ahora vale entre $7.000 y $8.000. Y la fruta premium, conocida también como “naranja de frío” se ubica en los $10.000 el cajón.
En una verdulería de Posadas, la docena de naranja muy chiquita, que sirve solamente para exprimir y hacer jugo, se ubica en $300 la docena, y sube hasta $500 en el centro.
La fruta de mediana calidad se encuentra por kilo, a unos $700, que son cuatro o cinco frutas. Y subiendo.
La disparada de precio, que fue superior al 100% en tres meses, se debe principalmente a la escasez de frutas debido a la sequía. Las naranjas no crecieron como habitualmente. Entonces, las que salieron a la venta son pocas y pequeñas.
En Misiones hay muy poca fruta pero también se presenta el problema de la escasez de cosechadores, que no quieren trabajar en blanco, para no perder los planes sociales, y reclaman mejores pagos por la jornada.
“La mayor parte de la naranja que se encuentra en venta proviene de Entre Ríos y del sur de Corrientes, de la zona de Mocoretá”, indicó a PRIMERA EDICIÓN un importante empresario del Mercado Central de Posadas.
“Hay problemas con la sequía sobre todo que retrasó el tamaño de la fruta. Pocas cumplen el estándar de calidad, mucha fruta es chica, eso hizo que la cosecha sea menor y ante la escasez, el precio sube”, agregó.
En las próximas semanas comenzará a salir al mercado la mandarina “primicia” y eso podría aliviar la demanda.
Otro comerciante del Mercado Central, Fabián Florentín, explicó también que “hay otro problema, es que todos los costos para producir alimentos vienen subiendo sin parar: el combustible, los agroquímicos, la maquinaria, los repuestos. Los costos para producir alimentos de campo están caros”.
“La canasta verde ya no es económica como antes, esto se debe a la inflación”, señaló Florentín.
“Para el invierno, por ejemplo, la naranja ombligo que es la fruta estrella, va a estar muy costosa, no sabemos cuánto, pero va a ser un producto casi de lujo”, dijo otro verdulero de la zona de Villa Cabello.
Expectativas malas
La Federación Argentina del Citrus estimó que faltará fruta en 2023. Por su parte, Elvio Calgaro, productor citrícola de Chajarí y referente de la Federación Agraria Argentina (FAA) señaló que “la nueva cosecha de cítricos dulces en la costa del río Uruguay comenzará a finales de marzo y principios de abril. Las expectativas de rendimiento para la próxima zafra de citrus dulces son malas. Solamente contamos con un 30% de riego y el 70% restante de las plantas están muy deterioradas y sufren estrés por falta de agua. Esto va a complicar mucho la calidad de la fruta y sobre todo el tamaño para la próxima zafra. Fruta va a haber, pero menos rendimiento, menos tamaño y entrará más fruta en el cajón”, explicó.
Según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante enero los precios de los agroalimentos se incrementaron 3,5 veces desde el campo (origen) a la góndola (destino). Este dato representa un leve incremento respecto de la brecha de 3,4 veces de diciembre 2022. Además, los consumidores pagaron $3,50 por cada peso que recibieron los productores.
Cada vez menos productores continúan con la citricultura
En Misiones son cada vez menos los productores que continúan dedicándose a la producción de cítricos por la baja rentabilidad y los problemas para conseguir mano de obra que levante la cosecha.
Los citricultores misioneros enfrentan un complejo panorama por las escasas ventas, costos elevados, trabas a la exportación, sobreproducción de la competencia entrerriana, presión impositiva y falta de mano de obra para la cosecha, según destacaron.
Varios productores consultados aseguraron que los “costos son muy altos” y la rentabilidad es baja. Los productos de la provinci “ya no van más nuestras frutas a Entre Ríos”, señaló un productor. El otro grave problema que se repite es la falta de mano de obra para levantar la cosecha.
Los peones no quieren trabajar en blanco por temor a perder los planes sociales. Y los empleadores no los pueden contratar en negro porque implicaría incumplir las leyes laborales y corren riesgo de ser sancionados o clausurados ante cualquier inspección.
Está ocurriendo, en los últimos años, que “la gente abandona la actividad y se inclina por la yerba u otro cultivo anual. Ahora en Montecarlo se cultiva bastante mandioca y maíz. Se buscan otras alternativas de producción”, finalizó el colono.
Fuente: primeraedicion