El Presidente en el Congreso: un discurso plagado de distorsiones estadísticas
Para Alberto Fernández es un logro beneficiar a los que tienen trabajo y dejarlo marginados a los que no lo tienen
Dicen que hay tres tipos de mentiras: la mentira lisa y llana, la mentira piadosa y las estadísticas. Uno puede manejar las estadísticas sin honestidad intelectual y tratar de mostrar datos que no muestran lo que realmente es la realidad.
El discurso del presidente Alberto Fernández, ayer en la Asamblea Legislativa, en el Congreso, abundó en tres puntos:
1) Apelar siempre al pasado para no hacerse responsable del desastre económico que están haciendo
2) Distorsionar las estadísticas para mostrar una realidad inexistente
3) Formular objetivos sin decir cómo se van a lograr esos objetivos. Simples expresiones de deseos o venta de humo
Como de costumbre, el Presidente abundó en contar la herencia recibida de Mauricio Macri, como si Cristina Fernández hubiese dejado un paraíso económico, el tema de la pandemia y de paso aprovechó para incluir la guerra y tratar de justificar su fracaso en combatir la inflación.
Tal el grado de distorsión de los hechos que dijo que por causa de la guerra había una inflación mundial en alimentos, cuando la guerra empezó esta semana y la inflación del 51% fue el año pasado. Le achacó a la guerra de ahora en Ucrania una inflación que no supo contener el año pasado. Hurgó tanto en el pasado que le faltó culpar a la gripe española de 1918 para explicar los problemas económicos argentinos actuales.
Al igual que Cristina Fernández, que en sus discursos manejaba las estadísticas para mostrar una Argentina inexistente, Alberto Fernández manipuló los datos totalmente fuera de contexto.
Habló de la recuperación económica como si fuera un logro del gobierno y la realidad es que en 2020 su gobierno prohibió trabajar, de manera que era obvio que al eliminarse esa prohibición en 2021, estadísticamente la economía volviera los niveles prepandemia. De acuerdo a los datos del EMAE que publica el INDEC, el EMAE desestacionalizado está en el mismo nivel que en abril de 2018 cuando ya se había iniciado el proceso de recesión en la economía argentina. O sea que llevamos 3 años sin crecer. En rigor, la serie larga muestra que la economía argentina no crece desde hace 11 años, de los cuales solo 4 le corresponden a Macri y el resto al kirchnerismo.
Tal el grado de distorsión de los hechos que dijo que por causa de la guerra había una inflación mundial en alimentos, cuando la guerra empezó esta semana y la inflación del 51% fue el año pasado
Fue sorprendente cuando habló de la recuperación del empleo. La realidad es que, de acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo, el empleo privado en blanco tiene 47.252 puestos menos que en febrero de 2020 mes anterior al inicio de la cuarentena y 52.000 puestos menos que en noviembre de 2019, último mes del gobierno de Macri.
Lo que evitó decir el Presidente es que el empleo público aumentó en 153.000 puestos comparando contra febrero de 2020, sin que eso se haya traducido en mejor educación, salud, seguridad o defensa. La realidad es que el kirchnerismo pretende crecer en base a empleo público y planes sociales. Puro clientelismo político. Mientras 25 millones de personas pasan todos los meses por la ventanilla del estado a buscar un cheque, solo quedan 6,5 millones de personas trabajando en el sector privado formal para financiar esta fiesta populista.
Sobre la deuda pública de la que tanto habla Fernández, la realidad es que entre la deuda del tesoro y del BCRA, Macri la aumentó en USD 78.813 millones en sus cuatro años de mandato y él, tomando hasta diciembre pasado, la hizo crecer en USD 77.475 millones, USD 50.063 millones por deuda del tesoro y USD 27.412 en deuda del BCRA. Fernández se está endeudando a un ritmo dos veces mayor que Macri, con el agravante que, al mismo tiempo, está batiendo récords en emisión monetaria, habiendo sido la emisión para financiar al tesoro el ingreso más importante en 2020 y en 2021.
El empleo privado en blanco tiene 47.252 puestos menos que en febrero de 2020 mes anterior al inicio de la cuarentena y 52.000 puestos menos que en noviembre de 2019, último mes del gobierno de Macri
Como remate con el tema de la deuda, cabe destacar que su insistencia en despotricar contra la deuda del FMI y rechazar el endeudamiento, al punto de pedir que se investigue judicialmente la deuda tomada por el gobierno anterior y, a renglón seguido, anunciar que se ampliará y activará el swap con China, lo cual es aumentar la deuda. Realmente disparatada la postura del presidente, criticando una deuda y festejando la otra.
Mostró como un logro que no va a haber reforma laboral, lo cual significa que seguirá esta legislación laboral que espanta a las empresas a la hora de contratar personal y deja fuera del mercado a gran cantidad de gente que está sin trabajo o se mantiene en el mercado informal. Para el Presidente es un logro beneficiar a los que tienen trabajo y dejarlo marginados a los que no lo tienen.
Finalmente, habló de la creación de miles de nuevas empresas y de cientos de miles de puestos de trabajo en el sector privado, algo sorprendente en un país que sigue viendo como se cierran empresas y se van del país por falta de un horizonte de reglas previsibles.
Fernández se está endeudando a un ritmo dos veces mayor que Macri, con el agravante que, al mismo tiempo, está batiendo récords en emisión monetaria, habiendo sido la emisión para financiar al tesoro el ingreso más importante en 2020 y en 2021
De la misma forma, habló del aumento de las exportaciones argentinas en 2021 y de hacerlas crecer hasta llegar a los USD 100.000 millones. Lo que no aclaró es que el volumen de exportaciones está estancado hace 15 años, y solo crece transitoriamente cuando hay un aumento de precios en el mercado internacional por las commodities que exportamos. Argentina hace 15 años que exporta el mismo volumen.
En síntesis, fue un discurso plagado de inexactitudes estadísticas, al igual que cuando presentaba los datos de la pandemia, con recurrentes ataques al pasado y menciones a causas externas para explicar sus fracasos y, finalmente, la promesa de un futuro dorado cuando no puede ni sostener el relato del presente.
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